lunes, 1 de marzo de 2010
La importancia de la sexualidad
Gabriela Wiener: «Soy una antropóloga de mí misma»
De Lima a Barcelona Sus libros no son para gente ingenua. Hace ‘gonzo’, periodismo donde el informador interviene en el hecho, una manera de colarse en las entrañas del mundo.
Gabriela Wiener. Foto: GUILLERMO MOLINER
BLANCA SÁNCHEZ DÍAZ
BARCELONA
Gabriela Wiener es periodista y escritora. Nació en Lima (Perú), y se embarcó en la aventura de viajar para conocer mundo. En el 2003 llegó a Barcelona y, desde ese momento, ya llevados dos libros publicados, Sexografias, y Nueve Lunas. Ahora va a por el tercero. Hay que estar atentos.
-¿Cuándo nace su interés por la literatura, los libros?
-Desde muy pequeña. Siempre he estado en redacciones porque mi padre es periodista. Recuerdo haber jugado mucho con mi hermana entre la redacción y la imprenta al escondite. Siempre sentí una gran atracción por la palabra, y la poesía.
-¿Qué le inspiró para escribir un libro tan novedoso como Sexografías?
-En la revista Etiqueta Negra, en Perú, me ofrecieron la oportunidad de escribir crónicas para las que se tenía que estar muy formado pero también muy vivido, un poco al estilo David Foster Wallace, que iba a cubrir una convención porno y hacía un ensayo erudito y brillante. Eso fue la antesala de Sexografías.
-¿Qué es exactamente Sexografías?
-Es un libro que habla de las muchas dimensiones de la sexualidad y las distintas maneras de vivir el sexo. El periodista no es como un observador sino como un catalizador de la acción y, a veces, protagonista. No puedes acercarte al sexo de una manera frívola, al final encuentras que el sexo está más ligado a otros aspectos de la vida que únicamente a los cuerpos de las personas.
-¿Qué es lo que más recuerda de aquella aventura?
-Una historia con Vanessa, una transexual en París. Yo acababa de tener a mi bebé, así que mis pechos no paraban de producir leche a raudales. Me los exprimía cada dos minutos pero tenía fiebre. Escribí entonces sobre la arbitrariedad de la biología, sobre el hecho de que Vanessa se hubiera puesto tetas y sobre lo que yo hubiera dado en ese momento por cortarme de cuajo las mías.
-Y luego se gesta y nace Nueve Lunas, donde escribe sobre sus experiencias en la maternidad…
-Fue curioso para mí ver que justo cuando me estoy ganando el sustento hablando de temas de sexo me quedo embarazada. Me habían encargado escribir un libro sobre swingers, para lo que estaba documentándome y leyendo mucho, cuando me di cuenta de que al lado de esta pila de libros, se me había formado otra de libros relacionados con la maternidad. Me pareció curioso y simbólico que en mí se fusionaran esas dos vidas. Me interesaba hacer una exploración casi detectivesca de mi propia vida, una investigación documental como si fuera una antropóloga de mí misma.
-Nueve lunas es el nombre que recibe el género pornográfico con embarazadas…
-Por mi trabajo no es extraño que terminara curioseando en webs de porno con embarazadas. Para empezar a mí misma me excitaban, por aquello de verse reflejado, aunque supongo que el morbo tiene que ver con el hecho de estar ante unas señoras tan dulces y redondas a las que se les somete al sexo más hard core de la red.
-¿Qué dice su madre?
-Al principio, cuando empecé a escribir artículos más subidos de tono, pensaba que era ficción. Ella preferiría, como cualquier madre, que escribiera historias más culturales, porque no le gusta que me exponga tanto y que resulte tan vulnerable. A veces es más fácil escribir un libro que hablarle a tu madre de según qué cosas. La próxima vez que quiera contarle algo haré un libro.
-¿Se considera una escritora kamikaze?
-No. No creo que encaje demasiado en esa etiqueta. No soy kamikaze ni mucho menos suicida. Yo sé que a alguna gente le interesa lo que escribo por el factor riesgo que entraña y por la exposición que hago de mí misma y mi intimidad, pero te aseguro que llego a esto muchas veces por ingenua e idiota, por mi propia curiosidad. No soy una reportera de guerra, como mucho me parezco a aquel reportero payaso de aventura al que se comió un cocodrilo.
-¿Por qué se instaló en el Raval?
-Porque tenía que escapar de la Ronda de Guinardó hacia alguna parte.
-¿Y por qué se siente cómoda aquí?
-Básicamente porque los parques infantiles (tengo una hija) están rodeados de terrazas (tengo una vida) en las quedo con mis amigos (tengo algunos)
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que mala información
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