miércoles, 17 de marzo de 2010
Vivir con Intensidad
Convengamos en que no es lo más apropiado infundir sólo "miedo pedagógico" a quienes están atravesando un período de la vida en el que el coraje es imprescindible. En cambio, es interesante la idea de ofrecerle al coraje que los jóvenes requieren para crecer, la inteligencia y la perspectiva que como adultos tenemos, sin creer que para tener adolescentes saludables debemos tenerlos aterrados y "pasteurizados", ajenos a toda vitalidad y osadía.
Es una maravilla observar lo que ocurre en los jóvenes cuando se sienten respetados y, a sus peripecias juveniles, se les ofrece una voz que pronuncie palabras vivas, que vayan más allá del "aviso de catástrofe" en la que a veces se ha transformado la voz de los adultos.
Una voz de miedo no es lo mismo que una de sabiduría que los ayude a ver lo esencial de las cuestiones, optimizando sus búsquedas para que sean más inteligentes, y no descalificando sus afanes y peripecias. Los jóvenes no quieren morir ni enfermarse, quieren vivir con intensidad, una intensidad que a veces (y con angustia) perciben que los adultos han perdido en medio de tantos temores y quejas. Darle sentido y guía a esa intensidad anhelada no es lo mismo que atiborrarlos con "pálidas" que sólo generan una percepción del mundo árida y sin vida.
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