Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

martes, 25 de enero de 2011

Correr Más que nadie

DEFENDIÓ EL ESFUERZO QUE ESTÁN HACIENDO SUS JUGADORES Guardiola: "Se dice que ganamos a medio gas... ¡y una mierda!" 25/01/11 - 13:46. * imprime * envía Cerrar Envía esta noticia por correo electrónico a: Email de tu amigo Tu nombre Tu email Comentario Envíalo a varias personas separando los correos con comas * comparte Cerrar o Facebook o Twitter o Menéame o Fresqui o MySpace o Google Bookmarks o Yahoo o MSN Reporter * 373 comenta Pep Guardiola se mostró muy cauto en rueda de prensa. El entrenador del Barça negó que su equipo venciese a medio gas ante el Racing de Santander en el último partido de Liga. "¡Y una mierda!, si Valdés no saca esa mano en el minuto 44 hubiesemos visto. Nos ayudó el partido del Betis, hicimos ajustes. Detrás de esto hay mucho trabajo, cuesta mucho hacer estos números", afirmó. El entrenador culé no se fía del Almería, rival al que goleó en Liga por 0-8. "La gente no es tonta, no piensa que vamos a ganar 8-0. Con mucho menos me conformaría. Aquello fue una excepción, todo será justo y se decidirá en Almería. Ha pasado un tiempo, cambiaron de entrenador y lo de antes no tiene sentido, hay que mirarlo desde que está Oltra. Probablemente será la eliminatoria más importante de su historia. Crusat y Piatti son muy peligrosos al espacio, los comportamientos defensivos globales son los mismso... veremos si somos capaces de tener un buen resultado", dijo. Guardiola también opinó sobre la situación actual del Real Madrid. "No veo mal al Madrid, le veo muchas virtudes. Son muy muy buenos, han hecho unos números fantasticos". Además, aseguró que guarda un recuerdo "muy bueno" de la época de Mourinho en el Barça y opinó sobre la ausencia del portugués en rueda de prensa en Valdebebas. "Es una buena idea que salgao Tito Vilanova. De ustedes no me canso pero tengo la sensación de que están cansados de mi. Yo sin ustedes no puedo vivir", bromeó. El técnico culé volvió a eludir el tema de su renovación, y pidió a los periodistas que no pregunten a los jugadores por el asunto. "Me da lo mismo que me hagan la pelota. No me planteo que haré, lo aprendí cuando dejé el Barcelona. Estoy aquí, intento que los jugadores no me pillen y no puedan resolver una duda. Ya veremos", dijo. Sobre Xavi, aseguró que le ve como entrenador en el futuro. "Xavi es entrenador seguro, se aburrirá en casa y sus conocimientos los plasmará de alguna forma, yespero que sea en esta casa. Espero que lo pueda hacer tan bien como de jugador. En sus días libres solo ve futbol", afirmó. Por último, cerró la puerta a una posible cesión de Thiago. "No, Thiago no se mueve. el año que viene es jugador de la primera plantilla. Se queda, a lo mejor le necesito", explicó.

sábado, 1 de enero de 2011

Ana Belén - 'De paso' (playback)

Resolver o Mejorar la Enfermedad Mental

Universitario de Salud Mental Cursos Virtuales Biblioteca Publicaciones Actividades Científicas Centro de Orientación e Investigación Psicoanalítica Tesorería Per via di porre per via di levare por el Dr. Alfredo J. PAINCEIRA PLOT Hace cien años, cuando concluía la centuria anterior, un médico vienés, Sigmund Freud crea el psicoanálisis como respuesta a los interrogantes que le planteaban sus pacientes histéricas a las que supo escuchar. En los orígenes del psicoanálisis están instaladas la escucha y la palabra, nace como diálogo y continúa siéndolo cien años después, en una época en que nadie escucha y priva el monólogo. El relato de la historia de una paciente (Anna O), que le hiciera BREUER a su joven colega FREUD, despertó en éste el vivísimo interés por los procesos anímicos, que lo llevaron gracias a su genio, a la creación del psicoanálisis. La observación de ese caso, destaca que la paciente que padecía de diversos síntomas somáticos, periódicamente entraba en trance autohipnótico y reviviendo acontecimientos olvidados con todas las emociones concomitantes, despertaba y al hacerlo los síntomas habían desaparecido. Inició así una búsqueda que no concluyó hasta su muerte y escuchando a sus pacientes (¡cuanto necesitaríamos hoy de esa virtud de escucha!) tiene una primera intuición fundamental, los Síntomas Histéricos tienen un sentido, significan algo, hay en ellos un discurso aprisionado privado de expresión verbal. Lejos de ser meras manifestaciones aberrantes, son parte importante de la vida psíquica de los pacientes, ligada a acontecimientos vividos, que el sujeto no podía recordar y cuya revivencia, determinaba su desaparición. Los síntomas tienen entonces un significado, que al médico le tocaba develar, aunque solo creando las condiciones propicias , dado que la respuesta estaba dentro del paciente, aunque era INCONCIENTE y por ende, éste no era capaz de hallarla solo. Por eso el psicoanálisis, que iba a nacer de esas primeras observaciones que denotaban el genio de Freud, fue desde el comienzo diálogo, encuentro interpersonal y su efecto terapéutico estuvo ligado desde el comienzo a un develamiento de algo que estaba dentro del paciente y que el analista debía ayudar a poner de manifiesto. Descubre la libre asociación y su contrapartida en el analista, la atención flotante, el significado de los sueños, la Transferencia, fenómeno que llevaba al sujeto a revivir en relación con su analista los acontecimientos pretéritos, ubicando por desplazamiento en él, la representación de las figuras significativas de su vida infantil y la idea de un proceso terapéutico, en el cual las fantasías y acontecimientos reprimidos del paciente van alcanzando expresión verbal. Su creatividad se despliega, y a partir de esa primera intuición, la teoría creada para dar razón de los síntomas se hace extensiva a los sueños y a la totalidad de la vida psíquica personal. El sueño también es parte importantísima de la vida del sujeto, es el punto en que se va a expresar, no solo su conflictiva, sino su capacidad creativa, para simbolizarla y para hallarse a sí mismo. Es ese espacio onírico, lugar de la satisfacción alucinatoria de los deseos, expresión de los temores y lugar de un primer intento de simbolización. No es original al decir que los sueños tenían un sentido, desde ya, pero es el primero que logra estructurar una teoría coherente, que permitió una utilización práctica de sus hallazgos en beneficio del tratamiento de los pacientes neuróticos y piedra angular en la búsqueda de SU verdad. Desde el comienzo dijimos el Psicoanálisis se opuso a toda manipulación, a todo intento de sofocar aspectos de la vida psíquica lo que lo llevó a utilizar metafóricamente la comparación entre dos artes, la pintura que obra "per via di porre", poniendo capa sobre capa sobre el lienzo blanco y la escultura que actúa "per via dilevare", dejando surgir o nacer las formas aprisionadas en el bloque de mármol. Es difícil imaginar hoy, en la era del apuro y de la exigencia, de las medicinas prepagas que exigen que el paciente se cure o desaparezca en cinco sesiones, el valor del psicoanálisis como método que actúa "per vía di levare", como el escultor que dejar nacer las formas del bloque quitando lo sobrante, y el valor que para la vida humana tiene el encontrarse a uno mismo, y más allá del consumo, privilegiar el ser sobre el poseer y el hacer. En el año 1904, en una conferencia pronunciada en el colegio de médicos de Viena, y que tituló "Sobre Psicoterapia", Freud, cuatro años después de la publicación del Análisis de los Sueños, sienta las bases de la psicoterapia psicoanalítica recurriendo a la fórmula de de LEONARDO DA VINCI, para aclarar las diferencias entre toda terapia sugestiva y el psicoanálisis. "Entre la técnica psicoanalítica y la sugestiva hay una máxima oposición, aquella misma oposición que con respecto de las artes encerró Leonardo da Vinci en la fórmula per vía di porre, per vía di levare. La pintura dice Leonardo, opera per vía di porre, esto es, va poniendo colores donde antes no los había, sobre el blanco lienzo. En cambio la escultura procede per vía di levare, quitando de la piedra la masa que la encubre la superficie de la estatua en ella contenida." "Idénticamente la técnica sugestiva actúa per vía di porre; no se preocupa del orígen, la fuerza y el sentido de los síntomas patológicos sino que les sobrepone algo - la sugestión- que supone ha de ser lo bastante fuerte para impedir la exteriorización de la idea patógena. En cambio la terapia psicoanalítica no quiere agregar nada, no quiere introducir nada nuevo, sino por lo contrario, quitar y extraer algo, y con ese fin se preocupa de la génesis de los síntomas patológicos y de las conexiones de la idea patógena que se propone hacer desaparecer." La técnica sugestiva, nos dice " tiene el inconveniente de ocultarnos el funcionamiento de las fuerzas psíquicas, no dejándonos reconocer, por ejemplo, la resistencia, con la cual se aferran los enfermos a su enfermedad y se rebelan contra la curación, factor que es precisamente, el único que puede facilitarnos la comprensión de su conducta en la vida." El Psicoanálisis creaba y crea las condiciones, que permiten que el conflicto inconciente QUE ES PATRIMONIO DEL PACIENTE, su NEUROSIS INFANTIL, se trasponga en una NEUROSIS DE TRANSFERENCIA dentro del encuadre que ofrece y contribuye a crear. Cuando la persona y el patrimonio personal, dejan de importar, se crean las condiciones como para que reaparezcan los nuevos magos que desde diferentes perspectivas, buscan hallar argumentos "científicos" que avalen lo injustificable, la manipulación de los seres humanos. En efecto, las terapias que tratan de corregir rasgos externos por la fuerza para suscitar cambios internos, no tienen en cuenta que lo esencial para cada ser humano es SER, EXISTIR, desplegar las propias potencialidades, poder ahondar en sí mismo y ser cada vez más sí mismo, prerrequisito para poder abrirse el hombre al OTRO, y tratarlo como un prójimo. Pienso que, con las exageraciones que conllevó y la locura que desencadenó, ésta es la advertencia que nos deja el cuestionamiento antipsiquiátrico, ese es el legado de LAING. El Psicoanálisis de los comienzos centró su atención en el síntoma psicógeno y estableció, que al síntoma subyacía un argumento, ese fue el gran aporte de FREUD. Luego el trabajo del analista desde el comienzo era DESENMASCARAR, DESOCULTAR, poner en evidencia lo latente, el lenguaje trunco que el síntoma expresaba, debía ser traducido en un lenguaje más completo que nos permitiera rescatar los fragmentos de historia vivida aprisionados en el inconsciente y malamente expresados en el síntoma. Esa es la razón por la cual pienso que el psicoanálisis está hoy más vigente que nunca, aunque la indicación terapéutica sea sustituída en muchos casos, por una pastilla que manipula la conducta y suele, si es mal empleada, completar la enajenación en que el hombre contemporáneo vive. Hace cien años cuando agonizaba la centuria, acuciado, por su inquietud intelectual y por el jeroglífico que sus pacientes histéricas le presentaban en su demanda de ayuda, Sigmund Freud, ayudado por su genio creador, como Edipo frente a la esfinge, se lanzó valerosamente a desentrañar el drama humano...cien años de psicoanálisis atestiguan su éxito. Hoy el Psicoanálisis como cuerpo teórico impregna y es supuesto por las teorías que sostienen todas las terapias vigentes, está presente en la cultura, al extremo que como nos dice el filósofo Paul Riccoeur, hoy no se puede no contar con él o desconocer sus aportes, aunque los agoreros de turno, anuncian su muerte. ¿Qué nos queda a los psicoanalistas de hoy, frente al monumental aporte freudiano?, por supuesto, no podemos pretender decir las primeras palabras que ya están dichas, y si deseamos seguir siendo psiconalistas debemos como nos decía Bela Grunberger, resignarnos a vivir a la sombra de Freud, pero eso sí, con el compromiso de recrear el psicoanálisis todos los dias y continuar explorando las sendas vírgenes aún no exploradas, las que Freud preanunció, pero no pudo recorrer.

El Futuro tiene su Base en Hoy: Desarrolla tus Cualidades

Publicaciones Actividades Científicas Centro de Orientación e Investigación Psicoanalítica Tesorería Orígenes del Psicoanálisis y de su Institucionalización en la Argentina (*) Texto desarrollado espcialmente por el Dr. Lenoardo WENDER para nuestro Sitio Web "Quien no tiene pasado no tiene futuro" (Dicho egipcio) Reflexionar acerca de la historia del movimiento psicoanalítico en la Argentina en un ambiente pluralista y amplio como el que ha de ser éste de la APDEBA en la Web, constituye una oportunidad única. Creo que he sido gentilmente convocado a esta presentación, por haber tenido el privilegio juvenil de ser discípulo de muchos de nuestros fundadores y de haberlos conocido prácticamente a todos. Los Arquipadres del Psicoanálisis, como solía llamarlos cariñosamente H. Racker, psicoanalista de origen polaco, un querido maestro de muchos de nosotros. También me ha interesado la historia del psicoanálisis argentino y he escrito sobre el tema. Otra peculiaridad de mi prontuario psicoanalítico: mi doble pertenencia institucional junto con el hecho de haber sido presidente de ambas instituciones APA y APDEBA en distintas épocas de mi trayectoria. Una condición que brinda e impone una óptica peculiar a mis ideas. Pero no existe una sola historia. Y como psicoanalistas sabemos que un hecho puede ser interpretado y expuesto de acuerdo a la visión y conocimiento personal no sólo de los historiadores sino de los propios protagonistas y de sus privativas resignificaciones a lo largo de toda su vida. ¿Recuerdan la magistral película japonesa "Rashomon" del gran Akira Kurosawa: una misma historia contada por cada actor y librada a la interpretación de cada espectador? Quede pues claro que voy a ser uno de los narradores de un fragmento de esta reseña desde mi propio Rashomon psicoanalítico. Para 1923 las obras completas de Freud ya habían sido traducidas y publicadas en España a instancias de Ortega y Gasset! La Argentina, próspera y científicamente ávida de comienzos del siglo XX, a través de estudiosos y viajeros en el exterior, se fue poniendo en contacto con las ideas freudianas ya en boga. En esas tempranas épocas el interés por la medicina psicosomática se transformó en el primer lazo entre la medicina y las teorías freudianas. Algunos entusiastas médicos y psiquiatras, apoyados en estas nociones, comenzaron a trabajar autodidácticamente en psicoterapia. Pero estos precursores no consideraron nunca al psicoanálisis como su único centro de interés. Y no formaron parte de aquellos seis determinados pioneros que venían trabajando en grupos de estudio y analizándose y que en 1942 fundaron la Asociación Psicoanalítica Argentina e inmediatamente en 1943, el Instituto de Formación Psicoanalítica. Este hecho diferenció a quienes comenzaron a estudiar psicoanálisis en la naciente Institución, de quienes en aquel entonces, no se interesaron tanto como para comprometerse científica e institucionalmente. Se produjo un claro distingo entre ambos sectores; la desconfianza, rivalidad y antagonismo en cada establishment fueron recíprocos: los psiquiatras clásicos eran considerados como los oligarcas y refractarios, mientras que los comunistas de aquellas épocas, se hicieron lógicamente pavlovianos y consecuentemente antianalíticos. Así quedó definido un primer límite y se alzó una barrera ideológica, política y hasta social tanto hacia la izquierda como a la derecha de profundas consecuencias y cuyos alcances reverberan hasta nuestros días. Más adelante veremos qué nuevos elementos influyeron en la postura del psicoanálisis "oficial" versus las políticas, teorías científicas y definiciones de los psicoanálisis emergentes. Por "oficial" me refiero a las sociedades componentes de la IPA, Asociación Psicoanalítica Internacional, fundada por el mismo Freud en 1910. Es de destacar que mucho giró en torno a la formación y sus estándares sumamente exigentes, garantes necesarios para la época en que se fueron instaurando. En 1949 en el Congreso Internacional de Zurich, el primero después de la 2ª Guerra Mundial, la APA fue aceptada como sociedad componente de la IPA. Ángel Garma, su presidente inaugural, dictó el primer seminario del Instituto. Los reglamentos del mismo fueron una adaptación de los de Londres y estipulaban los tres fundamentos básicos: análisis didáctico, supervisiones y seminarios. Esta relación histórica con el modelo inglés se debió entre otras razones a la fuerte influencia que el psicoanálisis kleiniano promovió en aquel tiempo en nuestro ambiente. El psicoanálisis kleiniano, surgió entonces, como una teoría renovadora de las ideas del Establishment psicoanalítico y atrajo a nuestros analistas, pues como típicos argentinos, fuimos siempre ávidos por todo lo nuevo de allende de los mares. El kleinismo facultaba, entre otras aperturas, la comprensión y el análisis de niños, un tema tan preciado en nuestro ambiente. Recuerden que un pediatra famoso, Arnaldo Rascovsky, fue uno de nuestros pioneros. Y que Arminda Aberasturi y Betty Garma, apasionadas precursoras del psicoanálisis de niños, tradujeron un capolavoro de M. Klein: "El Psicoanálisis de niños". Betty viajó a Londres y presentó el caso de una infante de veintiún meses y medio. Hecho que inmediatamente atrajo el interés de muchos analistas dado que nunca se había analizado un niño tan pequeño. En sus comienzos la APA no exigía el título médico, sólo se requería una cualificación respetable para la investigación científica y el psicoanálisis aplicado, dentro de la propia disciplina de cada cual. Estas condiciones eran ambiguas y a veces un tanto arbitrarias puesto que estaban esencialmente destinadas a acoger personas muy allegadas al círculo interno. Pero desde 1951 hasta 1987, los candidatos debían ser exclusivamente médicos, decisión basada en las leyes imperantes en nuestro país por ese entonces. Estas y otras férreas medidas, tenían una justificación freudiana: la consigna de que el psicoanálisis se mantuviera al margen de la enseñanza universitaria y de las organizaciones gubernamentales como un salvoconducto para su subsistencia y autonomía. Este consejo, útil en su momento, sobre todo para un país sujeto a golpes militares y a inestabilidad universitaria, constituyó la raíz ideológica para justificar el aislamiento de las primeras épocas. A su vez este aislacionismo inicial que facultó la consolidación interna, obligó a sus miembros fundadores y a las nuevas camadas a juramentarse y abrazar totalmente "la causa psicoanalítica". Así es que durante los primeros treinta años el Instituto mantuvo una reglamentación única y prácticamente inmutable del curriculum de formación. Pero contemporáneamente una buena porción de la inteligentzia argentina comenzó a interesarse por usufructuar de lo que ocurría ahí adentro. Esta condición no sólo fue motorizada por la efervescencia y difusión de los análisis individuales y luego grupales, sino también por los grupos operativos ideados por Pichon Rivière, los grupos Balint en los hospitales, etc. Me refiero a todas aquellas aperturas hacia el exterior que comenzaron a producirse pese a la tendencia inicial a la endogamia. Un epifenómeno que produjo esta cerrazón fundacional, tuvo un efecto paradójico en cuanto a la expansión y difusión del psicoanálisis hacia el afuera. Sabemos que los cambios institucionales tienen una inercia mayor que los cambios y transformaciones a nivel individual o de los pequeños grupos de vanguardia o de choque. De hecho y a título privado, psicoanalistas de la APA, comenzaron paulatinamente de acuerdo con la fuerte demanda científica y económica, a brindar grupos de estudio, supervisiones y a fundar instituciones extramuros en donde se enseñaban también técnicas nuevas y no "ortodoxas". Todos estos despliegues terminaron revirtiendo hacia el adentro de la Institución y a la larga produjeron los mayores cambios. Esta influencia renovadora y a veces revolucionaria, resultó uno de los elementos que fueron transformando la ideología de la formación psicoanalítica en nuestros institutos. De adentro afuera y de afuera vuelta al adentro, con todo lo nuevo y lo transformado. Esta es una secuencia dialéctica que para mí, fue históricamente decisiva para nuestro psicoanálisis argentino. En la actualidad con los enormes cambios socio culturales que venimos experimentando esta dialéctica sigue vigente. Por ejemplo en 1954 se crea la Asociación de Psicología y Psicoterapia Psicoanalítica de Grupo, constituida mayoritariamente por psicoanalistas de la Asociación. Debieron organizarse fuera, porque la psicoterapia psicoanalítica de grupos, "No era Psicoanálisis". Esta es la archiclásica frase lapidaria para todo lo psicoanalítico nuevo o diferente. En la actualidad tanto en APA como en APDEBA y otras instituciones oficiales, hay formación, enseñanza y discusión acerca de grupos, familia y pareja. Si esto no hubiera comenzado "por este paso por el exterior",-banco de prueba de todo lo novedoso,- nunca hubiéramos logrado incorporarla en nuestras casas. Creo que éste es una de las eventualidades emblemáticas de la idea que deseo enfatizar. Otro fenómeno típico para el enriquecimiento de nuestras teorías es el camino que recorrieron las ideas de Lacan para finalmente ingresar en nuestras instituciones. En 1953 Lacan decide su histórica ruptura con la IPA. Comienza su desarrollo científico independiente. Las asociaciones componentes de la Internacional, sufren el tabú del conocimiento y difusión del lacanismo en su interior. Pero tampoco pudieron impedir que a título individual y de pequeños grupos, sus miembros comenzaran a estudiar y a aplicar las ideas de Lacan. Es así que en un comienzo, las sociedades componentes de la Internacional tardan en enriquecerse con las ideas de esta nueva corriente, tendencia que se revirtió ampliamente más adelante. Ahora Lacan, con su particular relectura de Freud y sus propios y fundamentales desarrollos, forma parte de los programas oficiales de nuestros Institutos. Y un epifenómeno destacable: las ideas lacanianas a su vez, arrastraron consigo las teorías y desarrollos polémicos de terceros autores franceses, interlocutores y/o disidentes de Lacan, quienes también prendieron fructíferamente en nuestras asociaciones. Piera Auglanier, André Green, etc. imposible citar ahora a tantos pensadores nuevos. Pero es evidente que lo prohibido atrae más que lo permitido. Una reflexión acerca la confluencia de situaciones conflictivas y marginales: el lacanismo argentino como hemos dicho, fue adquiriendo un desarrollo autónomo inusitado. Comenzaron a nuclearse grupos frecuentado por estudiosos, psicoanalistas interesados y también- esto es lo que deseo enfatizar para el caso: muchísimos psicólogos: el otro grupo que en aquel entonces estuvo segregado del psicoanálisis oficial y del ejercicio legal de su profesión. Quizás esta combinación de marginaciones y justos resentimientos, facultaran en buena medida la propagación de las teorías lacanianas en los ambientes de psicólogos. Amén de su propio peso científico, la idea lacaniana pasó a constituirse según mi óptica, al mismo tiempo en bandera ideológica y política de estos sectores. Este recorrido, lo entiendo como un fenómeno análogo a lo que en su momento fue revolucionario y fundante para el psicoanálisis argentino: la asimilación de las ideas kleinianas resistidas en su época en que primaban desarrollos de la escuela americana y de la psicología del Yo. Recuerden también por ejemplo, cuánto tardaron las ideas de Bion en ingresar en el interés del psicoanálisis norteamericano. Sin embargo finalmente, Bion fue invitado a vivir y enseñar en los Estados Unidos. Otro fenómeno típico de la paradoja argentina: ambivalencia y elitismo. Si bien por un lado en 1956 fueron creadas las facultades de psicología en tres ciudades: Buenos Aires, La Plata y Rosario, los psicólogos no podían ejercer libremente la psicoterapia! 1966: Golpe de estado de Onganía. "Noche de los bastones largos". Renuncia y éxodo de Profesores, desmantelamiento de la Universidad. Sus estudiantes quedaron aún más huérfanos de conocimiento psicoanalítico. Esto, indirectamente reforzaba el feudo de la psicoterapia supuestamente privativo de los médicos y especialmente de los psiquiatras quienes a su vez no querían más competencia: ya tenían bastante con el auge y la infiltración del psicoanálisis en el país. Un hecho elocuente en este sentido fue una actitud paralela de la misma institución psicoanalítica: la cual, celosa de su hegemonía, y, apoyándose en la famosa ley Carrillo del primer peronismo, que no permitía el ejercicio de la psicoterapia más que a los médicos, tampoco aceptaba el ingreso de los nuevos psicólogos universitarios: doble veda y por análogas razones. Pero no obstante, se continuaba enseñando psicoanálisis por afuera al punto que prestigiosos analistas ya eran profesores en las universidades. José Bleger y David Liberman, dos de los psicoanalistas más conocidos internacionalmente por el valor de sus escritos clínicos y teóricos, entre muchísimos otros, en la UBA. Esta participación universitaria era muy mal vista en los corrillos de la Asociación de aquellas épocas. Los tiempos han cambiado: ahora estamos tras la legalización del Psicoanálisis como una especialidad aceptada por el Estado así como la pugna por dictar en el seno de nuestras instituciones sicoanalíticas maestrías y doctorados inclusive a egresados de otras carreras!. ¡O tempora o mores! Ya lo decía Cicerón 100 años antes de Cristo. Pero en su momento, J. Bleger a la sazón un fuerte candidato a la presidencia de la APA, tuvo tanta oposición entre otras causas por su desempeño universitario y sus ideas de izquierda, que indignado, decidió no presentarse. Fue él quien entonces me estimuló y apoyó entre otros, para que me postulara como candidato presidencial. Corría el año 1972. Cuando Bleger falleció, me tocó a mí como presidente, su penosa despedida. La gran demanda de psicoanálisis didáctico que se fue produciendo, pronto se agravó por la escasa oferta de didactas disponibles. Comienza a perfilarse de hecho una práctica que con el tiempo termina denominándose coloquialmente "Psicoanálisis de espera". Condición que naturalmente desvirtuaba el nivel terapéutico de estos análisis. Los "protocandidatos" como yo los denominaba, tardaban a veces años para acceder a un análisis didáctico!. Y muchos no querían o no podían esperar tanto. Durante mi mandato en APA se realizó toda una campaña para estimular la presentación a coloquios didácticos de muchos titulares ya bien capacitados y en condiciones para acceder a dicha función. (Un trámite en aquel entonces, difícil y discriminatorio). Esto dio buen resultado, pero no alcanzó como solución de fondo al problema del análisis didáctico. Mi objetivo era y es desde siempre, alentar el recambio generacional. En 1964 se crea la Escuela de Psicoterapia para Graduados como una respuesta a esta necesidad de médicos y psicólogos que buscaban una formación psicoanalítica sistemática por fuera de la APA. Naturalmente por las razones arriba mencionadas, sus organizadores y profesores fueron básicamente oriundos de la APA. Allí enseñaban y desarrollaban sus experiencias y formación como profesores muchos que eran docentes y a veces también "profesores de espera" del Instituto de Psicoanálisis. En 1969 en el Congreso Internacional de Roma nace "Plataforma Internacional". Un movimiento de fuerte protesta contra los estándares de formación impuesto por la IPA en todas sus instituciones. Plataforma Argentina nace de aquel movimiento y toma características que le dan una impronta contestataria local referida no solamente a la formación, sino a reclamos de un mayor compromiso ideológico de la APA con la convulsionada situación política del país. En lo referente a los cuestionamiento internos la mayor preocupación se centraba en el psicoanálisis didáctico tan exclusivista, los mentados análisis de espera y la extensión reciente de los seminarios a cuatro años. En 1971 se produjeron las primeras dimisiones de didactas y candidatos integrantes de este movimiento, al cual pronto se sumó "Documento". Fueron inicialmente treinta miembros y veinte candidatos. Entre quienes perdimos se hallaban valiosas figuras señeras; miembros con mucha experiencia del Psicoanálisis argentino junto con candidatos que ulteriormente tuvieron un desarrollo científico de primer nivel. Muchos de estos dimitentes se agruparon en La Asociación de Trabajadores de la Salud Mental. Una organización entusiasta y con un fuerte arraigo de izquierda gremialista. Pero no lograron estabilidad y desarrollo entre otras razones por la feroz represión política de aquellas épocas. Estas renuncias crearon un estado "deliberativo" y de autocrítica en el seno de la APA que llevó a una "propuesta de reorganización institucional" elevada por un grupo de miembros que en 1974 se presentaron las elecciones que me sucedieron. Jaime Szpilka candidato contendiente de Joel Zac, triunfa e introduce grandes modificaciones para los métodos de admisión y nominación de miembros y de analistas didactas. Así como también para la promoción y el programa curricular de los candidatos. Paralelamente, el grupo "Ateneo" que luego pasaría a constituirse en APDEBA, resolvió salir a la palestra con el propósito de organizarse como otra asociación psicoanalítica separada, en disidencia científica, ética y política con aquel grupo mayoritario. Una escisión a la cual yo en su momento me opuse debido a la precaria situación política que atravesaba el país y con la ingenua ilusión que los grupos antagónicos pudieran llegar a un entendimiento. En 1977 en el Congreso de Jerusalem, la Argentina pasó a tener dos instituciones miembros de la Internacional. APDEBA difería en su curriculum académico y en los procedimientos para la promoción de miembros, especialmente didactas y la promoción de los egresados de Instituto a miembro adherente. Durante mi presidencia de APDEBA en 1983, logramos transformar este pasaje en un trámite prácticamente directo de egresados del Instituto a Miembro Adherente. Consideramos que con un currículo académico aprobado, el trámite bastaba por sí solo. Con los años, surgieron nuevas instituciones en el interior y en Buenos Aires, hecho ya conocido por todos. Habría mucho para decir acerca de la renovación y avance que estos cambios produjeron y producirán. No puedo hacerlo ahora, sólo agregaré que de esta gran variedad de la que disponemos hay un beneficio que nos abarca a todos: ya no hay un "saber psicoanalítico hegemónico" como fue necesario en un comienzo, ni el psicoanálisis argentino es un criptoconocimiento exclusivo de las Instituciones de la IPA. Hoy hay decenas de centros psicoanalíticos autónomos y esto también nos enriquece y estimula científicamente. En lo referente a la IPA y sus posturas respecto de la formación y múltiples temas, habría para escribir un volumen aparte. Conozco algo de estos vericuetos, pues he sido Co-chair Latinoamericano del Congreso Psicoanalítico Internacional en San Francisco en1995 y Chair del Congreso Internacional en 1997 en Barcelona. Sólo quiero mencionar algunas novedades muy recientes para señalar como también ahí, pese a su papel ultraconservador, fueron penetrando novedades debido a los cambios socio-políticos y hasta científicos. Un ejemplo relativamente menor: se ha promulgado recientemente, que cuando dos instituciones estuvieran de acuerdo, sus candidatos podrían analizarse con didactas de una Institución y si lo desearan, hacer la formación en el otro Instituto. Lo menciono como síntoma de una cierta permeabilización de sus compartimientos estancos... Vuelvo a nuestra historia. Nunca se enseñó sistemáticamente psiquiatría en el programa curricular de ninguna de las Asociaciones Psicoanalíticas Argentinas. En algún otro país se exige como parte del currículo académico. Sin embargo hay dos hitos locales, marcados por figuras señeras en este tema en diferentes contextos y períodos de influencia. Me refiero a Enrique Pichon Rivière y a Mauricio Goldemberg. Pichon Rivière psiquiatra y psicoanalista de la primera hora, junto con José Bleger, D. Liberman y E. Rolla, crearon en 1959 la "Escuela de Psiquiatría Dinámica". Se dictaba un curso de tres años para psicoanalistas, médicos y estudiantes de último año de medicina. Fue otro aporte novedoso, no sólo por la temática: "Psiquiatría Dinámica", (en donde Pichon gestó su concepto de "Enfermedad única"), sino porque nuevamente desde el ámbito psicoanalítico se buscaba la integración con profesionales de formación psiquiátrica. Esto que hoy en día ya es habitual, así como la integración con otras corrientes interdisciplinarias, para aquel entonces fue una movida de avanzada. Lo que sí tuvo un enorme efecto dinamizador para enriquecimiento de la psiquiatría, el psicoanálisis y la tarea comunitaria, fue la revolucionaria organización de Mauricio Goldemberg en el Policlínico de Lanús en donde un Servicio de Psiquiatría se salía de los hospicios y entraba en el hospital general, con todo lo que esta apertura significó. Un último y candente punto que no puedo dejar de mencionar son las enormes modificaciones del ejercicio del psicoanálisis en nuestros días por causas irreversibles y ajenas estrictamente a nuestra ciencia: económicas, sociales, culturales y hasta farmacológicas. Condiciones éstas, que a la larga nos exigirán una mayor profundización, estudio y seguramente a revisar aspectos que sustentábamos como "ultracientíficos" e inmanentes a nuestro quehacer, pero que ahora la fuerza de los hechos nos obligan a repensar constantemente. Hasta aquí mi Rashomon de hoy.

Cada Persona una Realidad Muy Distinta

Ponencia - Cambios de mentalidad - Rodolfo Moguillansky El “sentido común” es una variable histórica - A través de una reseña de la mentalidad occidental, el autor advierte que “la noción de singularidad, implícita en ideas como las de inconsciente, siempre está bajo amenaza de perderse y los humanos quedan atrapados por las imágenes simplificadoras del sentido común” (Página 12, hoy) +++ En cada sociedad ha regido, a lo largo de la historia, lo que José Luis Romero (Estudio de la mentalidad burguesa, 1987) llama una mentalidad, definida como “el conjunto de costumbres, formas concretas de la vida, ideas operativas que funcionan efectivamente en una sociedad, que no han sido nunca expuestas de manera expresa y sistemática, que no han sido ordenadas ni han sido motivo de un tratado, pero que sin embargo nutren el sistema de pensamiento y rigen el sistema de conducta del grupo social”. La mentalidad de la época cumple un papel central en las condiciones en que un sujeto humano se subjetiva. Desde una perspectiva similar, Arnold Hauser (Teorías del arte. Tendencias y métodos de la crítica moderna, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1975) sostiene que “todo en la historia es obra de los individuos, pero los individuos se encuentran temporal y espacialmente en una situación determinada, y su comportamiento es el resultado, tanto de sus facultades como de su situación”. En el prefacio de Las palabras y las cosas, Michel Foucault afirma que “cuando levantamos una clasificación reflexionada, cuando decimos que el gato y el perro se asemejan menos que dos galgos, aun si uno y otro están en cautiverio o embalsamados, aun si ambos corren como locos y aun si acaban de romper el jarrón (Foucault alude al texto de Borges ‘El idioma analítico de John Wilkins’), ¿cuál es la base a partir de la cual podemos establecerlo con certeza?, ¿a partir de qué ‘tabla’, según qué espacio de identidades, de semejanzas, de analogías, hemos tomado la costumbre de distribuir tantas cosas diferentes y parecidas? ¿Cuál es esa coherencia?”. Foucault concluye que “no existe, ni aún para la más ingenua de las experiencias, ninguna semejanza, ninguna distinción que no sea resultado de una operación precisa y de la aplicación de un criterio previo”: un sistema de elementos. Ese “sistema de elementos” presupone un espacio de orden. Romero diría: una mentalidad. Nosotros añadiríamos: un sentido común. El espacio de orden, la mentalidad, el sentido común en que se han constituido los diversos saberes humanos, ha tenido –tal como lo desarrolla Foucault en el citado libro– distintas respuestas a lo largo de la historia. El sostiene que en esta episteme ha habido dos grandes discontinuidades: la que inaugura la época clásica, con el Renacimiento, y la que, a principios del siglo XIX, señala el umbral de nuestra modernidad. Imposible de cubrir A partir del siglo XIX, la configuración basada en la similitud cambia definitivamente: cae la teoría de la semejanza en la representación como fundamento general de todos los órdenes, caduca el enlace hasta entonces indispensable entre la representación y los seres; la historicidad penetra en el corazón de las cosas, las aísla y las define en su coherencia propia, les impone aquellas formas del orden implícitas en la continuidad del tiempo. Con el advenimiento de la modernidad se abre, entre la representación y la cosa, un hiato imposible de cubrir. En este movimiento europeo, en que empieza a tambalear la idea de la semejanza en la representación como fundamento general de todos los órdenes, ocupa un lugar privilegiado lo que ocurre en la Viena de fines de siglo XIX y comienzos del XX. En Viena, en ese momento, se produjo uno de los procesos más atrayentes y sugestivos en la historia de la humanidad, un momento en que nace el psicoanálisis. William Johnston (The Austrian Mind, An intellectual and social history 1848-1938, University of California Press) vincula lo que ocurrió en Viena a finales del siglo XIX con la oleada de revoluciones liberales de mediados del siglo XIX en Europa; cree que este momento privilegiado que se dio en Viena es en alguna medida consecuencia de ellas, en relación con el relevante papel político de la burguesía liberal después de 1860. Las revoluciones liberales de 1848 en Europa ocurrieron casi simultáneamente y todas estaban imbuidas de una misma atmósfera romántico-utópica y una retórica similar. Esta “primavera de los pueblos” –así se las llamó– no perduró, pero dejó como resto la consolidación de la burguesía en el Viejo Continente. Debieron haber sido revoluciones burguesas pero la burguesía no participó de ellas: supo aparecer como la opción moderada, que a la vez que estabilizaba el régimen abría la posibilidad de innovaciones liberales (Eric Hobsbawm, La era del capital, 1848-1875. Grijalbo, Barcelona, 1998). Esta consolidación política de la burguesía liberal tuvo una de sus expresiones más fuertes en la reforma urbana de Viena, donde se derribó la muralla que cercaba el casco antiguo, la cual fue reemplazada por una moderna avenida, la Ringstrasse. Las construcciones que la bordeaban no estuvieron dominadas por el utilitarismo –Carl Shorske lo destaca en su monumental Viena fin de siècle, Grijalbo, Barcelona, 1998–, sino por la autoproyección cultural de esta burguesía, que quería una ciudad que la reflejase: “En conjunto, los monumentales edificios de la Ringstrasse contribuyeron a forjar el vínculo con la cultura anterior y la tradición imperial, a reforzar esa ‘segunda sociedad’, donde los burgueses en ascenso se encontraban con los aristócratas dispuestos a adaptarse a nuevas formas de poder social y económico, un entresuelo en el que la victoria y la derrota pasaran a ser compromiso social y síntesis cultural”. En ese entresuelo, en el que advenía una nueva mentalidad, se desarrolló la música dodecafónica con Schoenberg; la arquitectura moderna de la mano de Loos y Otto Wagner; el positivismo lógico con Wittgenstein; el sionismo de Herzl; el pangermanismo de Schönerer y Lueger, inspiradores y modelos políticos de Hitler; la Secesión –movimiento de subversión contra la tradición artística dirigido por Gustav Klimt–; el psicoanálisis con Freud. Con Freud se cimienta la aparición, en el siglo XX, de una nueva mentalidad, en la que el proceso de humanización implica una ruptura con el mundo natural. Liberar a los objetos “Hay que liberar a los objetos de la obligación de la semejanza”, dijo Pablo Picasso. En 1907, Picasso produce un fuerte viraje en su obra –y en todo el campo del arte, inventando un nuevo modo de representar– cuando pinta Las señoritas de la calle Avinyó (conocido como Les demoiselles d’Avignon). Con este cuadro rompe con el culto a la belleza femenina. Si bien está basado en el recuerdo de Picasso de un prostíbulo de la calle Avinyó, en Barcelona, no intenta dar una visión icónica de él. La representación que Picasso hizo de este recuerdo es uno de los momentos más revulsivos del arte moderno, en tanto la figuración que logra destruye la tradición grecolatina del arte, sobre la que se apoyaba la concepción occidental de la belleza. A la izquierda de la composición, varias figuras comprometen el espacio en un ritmo tenso, ligado. A la derecha, la composición se turba; los rostros de las dos últimas mujeres son máscaras horribles. Se ha puesto en juego el interés de Picasso por la escultura negra, y no se trata de un encuentro ocasional, sino de cómo la representación plástica puede excluir la distinción entre forma y espacio: los grandes planos oblicuos que deforman los dos rostros pertenecen tanto a la figura como al espacio. Con Las señoritas de Avinyó, Picasso –por primera vez la pintura– logra representar no sólo la apariencia de la realidad y, dentro de la realidad, los sentimientos, sino también los contenidos intelectuales relativos a la percepción de la realidad misma: de esta forma, la representación se hace relato. La pintura es ya el intento de manifestar la idea y la emoción que un artista tiene de una cosa, de un hecho; el parecido entre la realidad visible y las imágenes pintadas no tiene ya valor. La realidad representada resulta de una experiencia individual: las intervenciones afectivas, morales, o sociales –tanto conscientes como inconscientes–, que la deforman bajo el impulso de deseos de posesión o de furiosos resentimientos, a través de impulsos de piedad o de amor, de angustia o de miedo, de justicia o de rebeldía, tal es la misión que Picasso confía a la pintura. La vanguardia fracasa Eric Hobsbawm, en un pequeño libro llamado A la zaga. Decadencia y fracaso de las vanguardias del siglo XX (Crítica, Barcelona, 1999), discute el papel de las artes visuales, durante el siglo XX, en el modo de pensar de la humanidad. Su línea de pensamiento sigue las trazas que había marcado Walter Benjamin, al contraponer la obra única con la que se puede reproducir mecánicamente. Muchos de los argumentos de Hobsbawm ya los había expuesto en su Historia del siglo XX. Hobsbawm recuerda que, para las vanguardias, los viejos modos de mirar el mundo eran inadecuados y el arte tendría un papel primordial en la producción de modos que permitieran aprehenderlo de nuevas maneras. Hobsbawm opina que el sueño de las vanguardias fracasó y que su insuficiencia residía en que la obra plástica era una obra única, en una época en la que cuenta la repetición, la producción en serie. Esta dificultad no la tuvieron, a su juicio, ni la literatura ni las artes escénicas, que sí cuentan con la posibilidad de reproducirse. Hobsbawm afirma que “la verdadera revolución en el arte del siglo XX no la llevaron a cabo las vanguardias del modernismo, sino que se dio fuera del ámbito de lo que se reconoce como arte”. Esa revolución fue obra “de la lógica combinada de la tecnología y el mercado de masas”, y escribe Hobsbawm: “El Guernica de Picasso es, como obra de arte, incomparablemente más impresionante que Lo que el viento se llevó, de Selznuck, pero desde un punto de vista técnico esta obra es más revolucionaria; los dibujos de Disney, bien que inferiores a la austera belleza de Mondrian, fueron más revolucionarios que la pintura al óleo y más eficaces para transmitir el mensaje que querían. Una cámara sobre raíles puede comunicar mejor la sensación de velocidad que un lienzo futurista de Balla”. Pensamos que lo que postula Hobsbawm toca un punto de verdad; los niveles de sofisticación que han alcanzado las vanguardias no se han visto acompañados por modificaciones masivas en los puntos de vista del público, ya que la noción de singularidad, implícita en ideas como las de inconsciente, siempre está bajo amenaza de perderse, y los humanos quedan atrapados por las imágenes simplificadoras del sentido común. * Texto extractado de Crítica de la razón natural. La mentalidad moderna, el sentido común y lo inconsciente, de Rodolfo Moguillansky y Jaime Szpilka, de reciente aparición (ed. Biebel).

El estudio de la Enfermedad de la Mente: Psicoanálisis

Universitario de Salud Mental Cursos Virtuales Biblioteca Publicaciones Actividades Científicas Centro de Orientación e Investigación Psicoanalítica Tesorería Una Historia del Psicoanálisis en la Argentina (*) por el Dr.Samuel Arbiser El peculiar desarrollo, en extensión y profundidad del psicoanálisis y su práctica en la Argentina ha suscitado el interés y la curiosidad en los más diversos ámbitos. En estos medios se ha instalado la pregunta acerca de los determinantes de este fenómeno expansivo de una disciplina de vanguardia y de una práctica tan sofisticada en este lugar periférico del planeta. De todos modos, no se pretende con este artículo responder a tales interrogantes que entrañan una complejidad digna de un abordaje por parte de disciplinas especializadas. Se trata -más bien- de brindar una crónica testimonial que no puede ser más que personal y que, incidentalmente podría contribuir en forma modesta a responder la pregunta. Respecto del origen de su población y su raigambre cultural, la Argentina, en especial su capital, Buenos Aires, es bastante atípica con relación a los demás países de Latinoamérica y la mayor parte de su propio territorio interior. Su población proviene en gran medida de la inmigración europea y, como resultado de las luchas por la organización del Estado se impuso en el país, desde la segunda mitad del siglo XIX, la corriente "porteña" ligada a los ideales de progreso y los valores culturales europeos y así, durante esa época las clases dirigentes que gobernaban la nación estaban imbuidas por esas posturas liberales y progresistas. Baste recordar que desde los años 80 regía la ley de enseñanza universal, laica y obligatoria. Además, los aciertos geopolíticos estratégicos y las condiciones coyunturales favorables permitieron al país, desde las últimas décadas del mencionado siglo XIX hasta la crisis económica mundial del año 1930, gozar de una envidiable prosperidad. La calificación de país periférico, por consiguiente, cabe más a partir de la decadencia paulatina que se operó a partir de dicha crisis, que no afectó en la misma intensidad a todas las áreas. Gran parte de la vitalidad educativa y cultural pudo mantenerse a salvo. Buenos Aires, se convertiría así, en un polo de atracción para la implantación de las ideas de vanguardia que se desarrollaban en el continente europeo. Entre éstas el psicoanálisis, en tanto implica una discontinuidad doctrinaria y metodológica respecto de la psiquiatría tradicional. El desarrollo del psicoanálisis requiere para su desarrollo un clima intelectual algo más sofisticado distante de las necesidades humanas perentorias. Con fines expositivos se enumeran varios períodos sucesivos: Período preinstitucional. Desde 1922, circulaba en Buenos Aires la traducción al español de López Ballesteros de las Obras Completas de S. Freud. De este modo nuestros ávidos intelectuales, profesionales y diletantes contaban con un tema apasionante para debatir. A favor o en contra pueden recordarse los nombres de José Ingenieros, Aníbal Ponce, Nerio Rojas, Belbey, Gregorio Bermann entre muchos más. En el diario personal de Freud consta la visita a Viena de dos eminentes psiquiatras argentinos: los mencionados Nerio Rojas y G. Bermann, en forma separada, en febrero de 1929. De todos modos, fuera de algunos casos aislados, no hay constancia de la pregnancia del pensamiento freudiano en la teorización y en la práctica psiquiátrica, que en esos tiempos estaba preponderantemente influenciada por la psiquiatría clásica alemana y francesa. Ninguno de los nombrados de esa elite psiquiátrica se incorporará al psicoanálisis institucional del período siguiente y más aun, algunos fueron aguerridos militantes contra el psicoanálisis. Período pionero. Primera en toda Latinoamérica, en 1942 nace la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), y recién con ella se inicia el psicoanálisis institucional en la Argentina. Esa fecha indica el momento del reconocimiento de la filial local por la Asociación Psicoanalítica Internacional (API), fundada por el propio Freud en 1908. El entusiasta grupo local estaba constituido por Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichon Rivière y Ferrari Hardoy, a los que se asociaron dos analistas formados en Europa, el argentino Celes Cárcamo que venía con las debidas calificaciones de París y el español Angel Garma egresado del Instituto Psicoanalítico de Berlín. Pronto se agregaron a este grupo Lucio Rascovsky, Marie Glas de Langer, Luisa Alvarez de Toledo y Heinrich Racker. En contraste con el período precedente en que el esfuerzo de aplicación de las ideas freudianas era aislado e inorgánico, se instala en la sociedad una prestación clínica encausada en los preceptos teóricos, técnicos y éticos acordes a los que regían en los demás centros psicoanalíticos mundiales. Período de consolidación. El período abarca en forma aproximada la extensión de la década de los años 60. El retorno a la democracia a partir de 1958, desafortunadamente precaria y transitoria, en simultaneidad con uno de los momentos más brillantes de la historia contemporánea de la Universidad de Buenos Aires, brindó un marco favorable a la emergencia de una segunda generación de psicoanalistas. Surgen en esta época los nombres e ideas, que en alguna medida definirían la identidad de una eventual Escuela Argentina, si cabe tal pretensión. De todos modos es indiscutible que se asiste al nacimiento de una obra original que en las décadas siguientes conformaron lo medular e idiosincrático del pensamiento psicoanalítico local. Así a los nombres y contribuciones del período pionero, comienzan a trascender, local e internacionalmente, los nombres de León y Rebeca Grinberg, Willy y Madelaine Baranger, Jorge Mom, Jorge García Badaracco, Mauricio Abadi, Edgardo Rolla, Fidias Cesio, José Bleger, David Liberman, Joel Zac, Horacio Etchegoyen, Carlos Mario Aslán, Ricardo Avenburg, y seguramente muchos más, dado que no he realizado una enumeración exhaustiva. En este período de consolidación, la responsabilidad de formación "oficial" psicoanalítica, es decir el entrenamiento formativo y el respaldo para el ejercicio profesional, seguía en manos del Instituto de Formación de la APA, aunque hacen sus primeras apariciones las primeras escuelas extra-API de psicoanálisis, que miembros de la propia institución fundan respondiendo al desfasaje entre una desbordante demanda y las políticas restrictivas de la Asociación. Otro acontecimiento singular de este período lo constituye el ingreso del psicoanálisis a los servicios de los hospitales generales, disputando el terreno a la psiquiatría organicista clásica heredada de la tradicional psiquiatría francesa y alemana. El nombre de Mauricio Goldenberg, un maestro de la psiquiatría dinámica, es el emblema de esta movida de significativas consecuencias teóricas y sociales: por una parte se establecen los puentes entre esta especialidad médica y el psicoanálisis y, por la otra se expande la atención psicoanalítica a amplios contingentes sociales. Esto también debe ser computado para explicar las razones de la expansión del psicoanálisis en nuestro país. En esta misma onda expansiva, también en esta década, se crea la Facultad de Psicología en Buenos Aires con una programación curricular con una marcada preponderancia psicoanalítica. Esta preponderancia llevó a que, en forma masiva los estudiantes de esta carrera se volcaran, ya graduados, a la actividad clínica psicoanalítica. Todos estos movimientos expansivos, por una parte introducían en la sociedad el interés por el psicoanálisis, tanto en su sentido terapéutico, como en el sentido de fomentar una cultura psicoanalítica en amplias capas de la sociedad. Pero, importantes sectores interesados en una formación institucional sistemática se vieron frustrados de ingresar a tal formación por la política restrictiva de la APA y por la legislación que impedía a los psicólogos el ejercicio clínico. Este pudo ser uno de los factores - entre muchos otros - que puede explicar el convulsionado periodo siguiente. La crisis de los 70. Con la década del 70 se inicia un período de altísima tensión en el país y en el campo psicoanalítico que nos ocupa. El mundo entero, además, se sacude con el vértigo de cambios ideológicos y políticos. Baste recordar la admiración y el prestigio que en el mundo intelectual gozaba la Revolución Castrista cubana, el Mayo francés de 1968 y su pregnancia en el cono sur de una América Latina crónicamente afectada por la inestabilidad política y económica. El psicoanálisis no podía sustraerse a estas circunstancias en que las posturas pasionales sofocaban todo pensamiento mesurado. Eran tiempos de acción y las actitudes contestatarias confrontaban con el supuesto establishment "reaccionario", realimentándose en forma recíproca. Figuras de primera magnitud desertaron de la APA en esta confusa coyuntura. Se albergaron preponderantemente en los movimientos Documento y Plataforma. Ambos de declarada adhesión marxista, aunque el primero de aspiraciones más autóctonas y el segundo formando parte de una postura internacionalista nacida luego del Congreso de Viena de 1971. La temática acerca del compromiso social y político de los psicoanalistas era motivo de intensos debates así como las discusiones sobre el "poder" y la "autoridad", que en el fragor de las pasiones pasaron a ser estigmatizados. Se acusaba a los psicoanalistas del pretendido establishment de querer "adaptar" mansamente a los pacientes a las "injusticias" distributivas del capitalismo. De este modo, el psicoanálisis empezó a ser acosado desde adentro de la institución psicoanalítica y desde afuera. Afuera otras psicoterapias alternativas disputaban el todavía -en ese entonces- "exuberante mercado" de pacientes que crecía al ritmo de un vértigo "consumista" fogoneado por la inflación en el plano económico y el creciente malestar social e individual en el campo humano. Por dentro las posiciones antagónicas entre los psicoanalistas acerca de las distintas concepciones del psicoanálisis y de políticas de entrenamiento se fueron acentuando hasta culminar en el cisma que dividió la APA y dio lugar al nacimiento de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (ApdeBA) en 1977. En este escenario se van a introducir las ideas de Lacan; ideas que van a convocar a legiones de partidarios, no sólo por el valor intrínseco de algunas de sus concepciones, sino por el sesgo anti-institucional que encarnaba, acorde con el momento contestatario ambiental y la imposibilidad de muchos psicólogos de integrarse en las instituciones oficiales. La dificultad de la lectura de sus textos obligaba a la creación de una jerarquía de exegetas que pronto proliferarían en una multiplicación de sub-escuelas y en la disputa de espacios en los hospitales, universidades y los medios de prensa. Momento actual. Podríamos situar arbitrariamente este período a partir de los años iniciales de la década del 80, con el retorno de la democracia. En el país funcionan seis instituciones psicoanalíticas de la API. Tres en Buenos Aires y las otras en ciudades del interior del país. Por consiguiente, y en contraste con los períodos previos, el psicoanálisis en los últimos años debe luchar denodadamente para diferenciarse y evitar diluirse dentro de un complejo e intrincado "Mundo Psi". A los casi 2000 analistas de la API se le sumaron varias decenas de miles que conforman ese heterogéneo "Mundo Psi ". El monopolio en la formación de psicoanalistas, que ostentaban las instituciones psicoanalíticas oficiales durante el primer y segundo período declinó sensiblemente a favor de la proliferación de numerosos centros de enseñanza extra-API. Por otra parte el ritmo de la demanda de análisis, que parecía inagotable en años anteriores, fue mermando en forma alarmante a partir de los años 90. Sin embargo, todos estos rasgos, que configuran una inocultable crisis de la práctica psicoanalítica de nuestros días, contrastan con una actitud laboriosa y fecunda por parte de la mayoría de los psicoanalistas. La producción y la creatividad en el campo de las ideas, sin bien por una parte muestra una poco disimulada disputa por el magro mercado de espacios y pacientes, por la otra revela una indeclinable vitalidad del psicoanálisis. Se configura entonces un mosaico de paradigmas teóricos y posturas técnicas bastante abigarrado y fragmentado. Varios grupos psicoanalíticos se atrincheran e identifican con los lideres referentes de cada recorte teórico cohesionándose más por interés sectorial que por el valor de las ideas. Pero también debe entenderse como una etapa de cambios que tendrán que culminar en nuevas síntesis y nuevas crisis como toda actividad científica inacabada y por eso mismo llena de vitalidad. (*)Síntesis del artículo presentado en Versalles en Julio de 2000, titulado "Psicoanálisis en la Argentina" ¿Quiénes Somos? ¿Qué es el Psicoanálisis? Campus Virtual Premios Cartelera para Miembros Revista Controversias Foros Mutual de APdeBA Maure 1850 | (1426) | Buenos Aires | Argentina |4775-7985/7867

- Rodolfo Moguillansky- Bibliografia

Bibliografía omitida en el texto “Un nuevo sujeto de la psicoterapia: la familia”, para que el trabajo conserve su anonimato. - Rodolfo Moguillansky, Ponencia en el Panel: “Psicoanálisis y familia” en el Congreso de IPA en Bs. As en 1991 (37 th IPACongress). - Rodolfo Moguillansky y Guillermo Seiguer, Panel: Familia y psicosis, Ier. Congreso-Encuentro Internacional sobre Pacientes Severamente Perturbados, APdeBA el 4 al 6 septiembre de 1992. - Rodolfo Moguillansky y Guillermo Seiguer “La vida emocional de la familia” (1996), Lugar, Buenos Aires. - Rodolfo Moguillansky, Vinculo y Relación de objeto, Editorial Polemos, 1999, Bs. As. - Rodolfo Moguillansky, -“Maternidad y genitalidad” (presentado en las jornadas sobre lo femenino en APA mayo de 1999). Publicado en Escenarios Femeninos, Diálogos y Controversias, compilado por Mariam Alizade editado por Lumen (2000). - Rodolfo Moguillansky et al, 2003, Revisando el historial de la Joven homosexual…. ¿Dos encuadres-Dos historiales? Revista de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica de Madrid (APM), 39.03. - Rodolfo Moguillansky, Pensamiento único y diálogo cotidiano, 2003, El Zorzal, Buenos Aires - Rodolfo Moguillansky, Nostalgia del Absoluto, extrañeza y perplejidad, 2004, El Zorzal, Buenos Aires. - Rodolfo Moguillansky, 2004, La interpretación del analista y la reciprocidad de la ilusión” Publicado en Docta, Revista de Psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba, Año 2, 2004 - Rodolfo Moguillansky, 2006, “Una pareja moderna, material clínico, y comentarios” y “Los bienestares del amor de pareja” en coautoría con G. Seiguer), Actualizaciones en Psicoanálisis vincular, Serie Publicaciones de las Áreas y Departamentos de APdeBA, Publicaciones APdeBA, Buenos Aires - Rodolfo Moguillansky, 2006, Un marco general para comprender y abordar la familia, en Nuevos Caminos e la Terapia Psicoanalítica en el siglo XXI: Una experiencia de aprendizaje en los servicios sociales de Aragón" 2006, Compiladora Elizabeth Palacios, Libros Certeza, Zaragoza - Rodolfo Moguillansky, 2007, L’ amore moderno e l’ amore passionale nella clinica vincolare. Una contribuzione alla questione dell’ amore e dell’ odio nella vita amorosa en Rivista della Societá Italiana di Psicoterapia Psicoanalitica (SIPP), Attorno all’ amore e all’ odio, 2007. - Rodolfo Moguillansky, 2008, diagnóstico e abordagens terapêuticas en familia, Família: diagnóstico e abordagens terapêuticas. Compiladora Isabel Gomes, Universidade de Sao Paulo, 2008.

Rodolfo Moguillansky es médico, psiquiatra y psicoanalista.

Rodolfo Moguillansky es médico, psiquiatra y psicoanalista. Comenzó su especialización a fines de los años sesenta como residente en el Servicio de Psicopatología del Policlínico Araoz Alfaro en Lanús (Provincia de Buenos Aires) cuyo Jefe era Mauricio Goldenberg. Este servicio fue el primer servicio de psicopatología en un hospital general en América Latina, que tenía como ideario no separar al paciente psiquiátrico de su comunidad, ni de su familia. Esta modalidad de atención ha sido una marca identitaria en su práctica profesional, que se completó más tarde con su formación como psicoanalista en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires. Actualmente es miembro titular con función didáctica en la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA), full member de la International Psychoanalytic Association (IPA), Miembro Plenario de la Federación de Entidades Psicoanalíticas de América Latina (FEPAL), miembro honorario de la Asociación Aragonesa para la Investigación Psíquica del niño y el adolescente (AAPIPNA), miembro de la Federación Española de Asociaciones de Psicoterapia (FEAP). Es actualmente Docente Libre del Departamento de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires; Profesor Titular de Psicopatología en la Especialización en Psicoanálisis en el Instituto Universitario de Salud Mental de Buenos Aires (IUSAM); Profesor en la Maestría en Psicoanálisis de la Familia y la Pareja en el Instituto Universitario de Salud Mental de Buenos Aires (IUSAM). Sobre su trayectoria profesional A lo largo del ejercicio profesional ha estado interesado en la salud mental, la docencia, la atención psicoterapéutica de pacientes y sus familias tanto en su práctica privada como en el plano institucional. Fundó en 1984 el Área de Pareja y Familia de APdeBA y fue su primer Director. Su interés por la Clinica Vincular lo ha llevado a tener una presencia permanente como conferencista en Universidades, Congresos, Asociaciones Profesionales en los últimos cuarenta años. Ha sido el panelista por América Latina en el Panel “Psicoanálisis y Familia” en IPACongress de 1991 en Buenos Aires, ha dado conferencias y seminarios sobre clínica vincular, entre otros lugares, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en la Facultad de Psicología de la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, en la Facultad de Psicología de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, en la Facultad de Psicología de la Universidad de San Pablo, Brasil, en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), en la Asociación Psicoanalítica Uruguaya (APU), en la Asociación Psicoanalítica de Córdoba (APC), en la Asociación Psicoanalítica de San Pablo (SBPSP), en la Asociación Psicoanalítica de Matto Grosso do Sul (SPGS), en el seno de Jornadas interamericanas convocadas por la Federación de Entidades Psicoanalíticas de América Latina (FEPAL), etc. Ha dictado conferencias y seminarios en España desde 1996 en la Asociación Madrileña de Psicoterapia Psicoanalítica (AMPP); en ACCIPIA; en la Asociación Psicoanalítica de Madrid (AMP), en la Maestría de Psicoanálisis a cargo del prof. Eduardo Chamorro de la Universidad Complutense de Madrid, en la Maestría de Psicoterapia y Psicoanálisis a cargo del prof. Gerardo Gutierrez de la Universidad Complutense de Madrid; en la Maestría de Psicoterapia y Psicoanálisis a cargo del prof. Eugenio Cornide Cheda de la Universidad de Santiago de Compostela; en Santiago de Compostela en Gradiva, en la ciudad de Zaragoza, Aragón, convocado por AAPIPNA para dar seminarios en el IASS, Comunidad de Aragón, en Barcelona en iPsi, etc. Premios Le han otorgado los siguientes Premios: -Ha sido seleccionado su texto Una contribución a la teoría de la adicción en 1995 por Fepal para difundir trabajos de psicoanalistas latino-americanos en lectores de habla inglesa, publicado en el libro Psychoanalyisis in Latin America, editado por FEPAL. Ha obtenido el Premio Bleger de 1998 por La clínica de lo fraterno otorgado por la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), premio que se otorga a contribuciones de extensiones del psicoanálisis en el campo de la salud mental; el Premio Liberman de 1999, por Transferencia, institución y homosexualidad, otorgado por la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA), premio para contribuciones que dan cuenta de la articulación del psicoanálisis con el trabajo en salud mental en instituciones; el Premio Storni del 2000, por Una contribución a la elucidación de una interfase teórica no totalmente saldada, Freud y Meltzer otorgado por la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), premio a la mejor contribución teórica dentro del psicoanálisis en ese año; el Premio II FEAP en 2008 por Un nuevo sujeto de la psicoterapia: la familia (en coautoría con Silvia Nussbaum). Libros publicados -Psychoanalyisis in Latin America (redactor de uno de los capítulos), compilador y editor Moises Lemlij, Biblioteca Peruana de Psicoanálisis, 1993, Lima. Luego hubo en 1995 una edición Psicoanálisis en Latino América, en español. -La vida emocional de la familia (en col. Con G. Seiguer), Editorial Lugar 1996, Bs. As. -A 100 años de la creación del psicoanálisis, su eficacia. (Redactor de uno de los capítulos). Editado por la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia con motivo de su 25 aniversario. 1996, Bs. As. - Enciclopedia de Psiquiatría dirigida por el Dr. Guillermo Vidal, redactor del Capítulo sobre el “Modelo de Lanús”, Editorial Acta Psiquiátrica de América Latina. Bs. As. 1996. -Testimonios para la experiencia de enseñar: Mauricio Goldenberg, 1996. (Redactor de uno de los capítulos, de este libro publicado por la Secretaría de Cultura y Bienestar Universitario de la Facultad de Psicología de la UBA, con motivo de haber declarado a Mauricio Goldenberg, Maestro de la UBA), Editado por la UBA, Bs. As. -Vinculo y Relación de objeto, Editorial Polemos, 1999, Bs. As. -Escenarios Femeninos, Diálogos y Controversias, 2000. (Redactor del capítulo: maternidad y genitalidad). Compilado por Alcira Mariam Alizade, Editado por Editorial Lumen y el COWAP, IPA, Bs. As. México. -Escritos sobre perversiones y adicciones, 2001 (compilador, introductor y redactor de varios capítulos), Editorial Lumen, Bs. As.. -Pensamiento único y diálogo cotidiano, 2003, El Zorzal, Buenos Aires -Nostalgia del Absoluto, extrañeza y perplejidad, 2004, El Zorzal, Buenos Aires. - Libro de las Jornadas de Piera Aulagnier, 2002, Redactor del capítulo Matriz familiar y subjetividad, Serie Eventos Científicos, Publicaciones APdeBA, Buenos Aires, 2002 -Actualizaciones en Psicoanálisis vincular, 2006, (redactor de los capítulos, “Una pareja moderna, material clínico, y comentarios” y “Los bienestares del amor de pareja” en coautoría con G. Seiguer), Serie Publicaciones de las Áreas y Departamentos de APdeBA, Publicaciones APdeBA, Buenos Aires -Nuevos Caminos e la Terapia Psicoanalítica en el siglo XXI: Una experiencia de aprendizaje en los servicios sociales de Aragón" 2006, (redactor del capítulo, Un marco general para comprender y abordar la familia) Compiladora Elizabeth Palacios, Libros Certeza, Zaragoza - Família: diagnóstico e abordagens terapêuticas. (redactor del capítulo, diagnóstico e abordagens terapêuticas en familia), Compiladora Isabel Gomes, Universidade de Sao Paulo. - Critica de la Razón Natural (en coautoría con Jaime Szpilka), 2009, Editorial Biebel, Buenos Aires, en prensa. - The perverted bond. Clinical and theoretical aspects of perversion (en coautoría con Juan Pablo Jimenez) en proceso de edición.

Juan Carlos Volnovich: Ir de Putas la busqueda del Amor

Ir de Putas Reflexiones acerca de los clientes de la prostitución. -Segunda edición corregida y aumentada- Juan Carlos Volnovich Tapa del libro Ir de Putas El regreso de los gatos Prólogo de Rolando Graña Cuando yo era adolescente existía la virginidad. Quiero decir: la virginidad de las chicas era un valor y no un escollo; era algo a reservar para el matrimonio y el vestido blanco. Me tocó ser adolescente bajo la dictadura: la represión sexual había regresado al discurso promedio y a la vida cotidiana luego de la brevísima primavera hippie. En aquellos años, cuando llegaba la edad de debutar, para nosotros, varones altos en hormonas, la disyuntiva era brutal: con una puta o nada. Con una puta o andá a saber cuándo. Las chicas guardaban su virginidad. Sabíamos que debutar con una puta era una situación traumática y muchos (más de la mitad de mis amigos, recuerdo) nos negábamos. No faltaba el padre, hermano, tío canchero -tachar lo que no corresponda- que como ritual iniciático deformado se ofrecía a llevarte a debutar con alguna puta amiga y entonces uno se sentía todavía más pequeño y castrado. En nuestras charlas de proto-hombres y sin saber todavía bien de qué hablábamos, le echábamos la culpa a la Represión Sexual, como si fuera una institución, un complot mundial: la pacatería, la presión sobre el cuerpo y el deseo de las mujeres era lo que nos obligaba, nos arrinconaba con las horribles putas de la puerta de algún telo de extramuros. Con el fin de la dictadura, la llegada a la universidad, con el pop, el pogo y la democracia llegó, tarde pero llegó, la versión local de la liberación sexual: el Destape que habíamos leído en las revistas. Las mujeres ya no temían manifestar deseo; podían invitarte un café o encararte sin desdoro y con orgullo. La virginidad, quién diría, en apenas un par de décadas, pasó a ser una prueba a superar, un inesperado tesoro de rezagadas. La lógica indicaba que con la liberación sexual, con el deseo de las mujeres reales, retrocedería la prostitución. ¿Quién iba a ir con una puta si ahora había mujeres a mano? Novias sin pudores pretéritos, amigas con derecho a roce, amantes para los comprometidos pero disconformes, encuentros casuales, fulgores de una noche, cuerpos curiosos en igualdad de condiciones. ¿Quién iba a buscar una puta? Sin embargo, no fue así. La prostitución renació fortalecida en tiempos de libertad sexual. Hasta con nuevo nombre. Las putas eran ahora gatos y cuando las palabras cunden es porque denotan un fenómeno. Sucedió con el adjetivo “trucho”. En cuestión de meses, en este país atravesado por la mentira y la corrupción, todo el mundo sabía de qué hablábamos cuando decíamos “trucho”. Con “gato” pasó lo mismo: la palabra cundió porque daba cuenta de algo que se multiplicaba, el sexo por dinero, ahora con menos cuestionamientos morales, una neo prostitución naturalizada. Conozco a Juan Carlos Volnovich desde hace 25 años. Debo ser una de las pocas personas de esta ciudad que nunca fue su paciente. Gracias a eso soy su amigo y, en privado (somos muy pudorosos) lo cuento como mi hermano mayor. Hace 25 años, cuando yo era un esquemático estudiante de letras, Juan Carlos me demostró que marxismo y psicoanálisis no eran discursos contradictorios. Que había cruces fructíferos entre ambos y para demostrarlo me presentó a la inmensa Marie Langer, a quien tuve el privilegio de grabarle su última entrevista periodística. A fines de los 80, todos pensábamos que había que devolver a los hijos de desaparecidos a sus familias biológicas, pero fue Juan Carlos quien me explicó el aporte teórico que suponía el regreso de esos pibes a sus orígenes. El valor de la identidad como pieza maestra, como sistema operativo de la subjetividad, como reparación profunda para aquellos chicos arrancados de su historia, con padres sin sepulcro. Años después, a principios de los 90, Juan Carlos me reveló el horror silencioso, puertas adentro de los hogares, de los abusos contra mujeres y niños. Esa Revelación, ese estupor, esa certeza de que no se trataba de episodios aislados de la vida privada, horrores de gente dispersa, me animó -y he recibido varias críticas respecto a la “crudeza” de los relatos- a llevar esos temas a mis programas de televisión abierta. Las palizas a la pareja, la violación intramatrimonial, no eran entonces excepciones íntimas, a lo sumo abordables desde el derecho penal. Eran verdaderos fenómenos sociales de una masividad inaudita. Igual que el abuso de niños: no era una aberración cometida por extraños que venían desde un afuera hostil y marginal. La violación de niños y niñas, con el estrago atemporal que dejaba en cada uno de esos pibes, estaba entre nosotros más de lo que queríamos admitir; estaba en la casa del vecino de clase media ilustrada y en la del pobre de toda pobreza. Y, colmo del espanto, la mayor parte de los abusos y violaciones de niños provenían de adultos conocidos: familiares, padres, padrastros, tíos, primos, vecinos. Predadores sexuales, vampiros de doble vida. También fue Juan Carlos (primer y único varón feminista que conozco) quien me obligó a dejar de lado mis reservas sobre los estudios de género y revisar las conductas defensivas del varón moderno, descolocado frente a tanto avance femenino en la vida cotidiana. Hace unos años, Juan Carlos me volvió a sorprender con su mirada sobre la prostitución. Era un problema social, sí: miles de mujeres, casi siempre madres, empujadas por falta de laburo digno a vender su cuerpo para mantener a sus hijos. Eso ya lo sabemos. Pero había algo más: qué pasaba con los hombres, los consumidores de prostitución, los clientes de los gatos. ¿Por qué en tiempos de tanta mujer deseante como nunca hubo, tantos hombres se refugian en los gatos, en los cuerpos rentados? ¿Para esto pedíamos, queríamos, peleábamos por la Revolución Sexual? ¿Para que se multipliquen en las ciudades los “privados” donde se hacinan mujeres tristes que los varones imaginan alegres por tener sexo con ellos; prostíbulos donde, para más morbo del cliente, se ofrecen menores, “paraguayitas” indocumentadas, traídas con engaños y convertidas en mano de obra esclava de proxenetas siniestros? No. Ninguno de nosotros quería esto pero aquí está y no hicimos lo suficiente para que no sucediera. Aquí está y lo que es peor, a pocos asombra o indigna. Cuando Juan Carlos me contó que con sus reflexiones sobre los clientes de la prostitución iba a hacer un libro, le sugerí un título transgresor: “ir de putas”. Tal vez ya fuera viejo, pero “ir de gatos” no me sonaba. También pudo haber sido “Nos vamos para el sauna”, como dice “Los piratas”, canción hiper popular de Los Auténticos Decadentes. O, “¿Quién no se ha comido un gato?”, frase de obvio doble sentido que siempre rueda entre risas cómplices en el momento cínico de cualquier mesa de varones. “¿Quién no se ha comido un gato?”, la pregunta, brutal, alude al corazón del fenómeno analizado por Juan Carlos en este libro: la naturalización de la prostitución, lo extendido del hábito de consumir cuerpos de mujer como si fueran objetos de una vidriera o un servicio como cualquier otro. No es algo exclusivo de la Argentina, pero aquí existe con una intensidad y una frecuencia que a veces no imaginamos. En cualquier caso, es necesario pensar, pensar y discutir mucho sobre este fenómeno y Juan Carlos Volnovich es, por ahora, el que más lejos y más profundo ha llegado.

Es Posible la Perversión de Rodolfo MOGUILLANSKY

¿Es posible el psicoanálisis de la perversión? Por Rodolfo Moguillansky - Publicado en 29 March 2005 Introducción ¿Es posible el psicoanálisis de la perversión? La respuesta no es sencilla. Propongo en este texto un marco para discutir esta difícil cuestión. 1-Marco general sobre perversión 1-1-La perversión: problema conceptual y clínico. Si bien el psicoanálisis ha realizado sobre la perversión un enorme trabajo teórico, tenemos que tener en cuenta como Jaqueline Amati-Mehler (1995)1 sugirió, que "cada vez que la palabra 'perversión' es usada, requeriría de una redefinición conceptual y clínica". 1-2-La cuestión clínica Convengamos en esa línea que el extenso recorrido teórico contrasta con la relativa poca literatura que verse sobre exposiciones o reflexiones clínicas. Sabemos que el método psicoanalítico inicialmente no fue creado para analizar perversos, su pertinencia en este territorio, para muchos especialistas en la materia, pese a la experiencia que hay en el tema, es todavía algo a demostrar. El juicio definitivo acerca de esta extensión, el psicoanálisis de perversiones, dependerá de la acumulación de experiencia clínica y de indicadores de cambio subjetivos, los pertinentes al psicoanálisis, que puedan demostrar, que nuestro encuadre provee una herramienta adecuada para abordarla. 2- La teoría sobre la perversión 2-1-Los lineamientos clásicos sobre la perversión La comprensión teórica psicoanalítica sobre la perversión ha estado centrada en la escisión del yo (Spaltung) y la desmentida de la castración (Verleugnung) (Freud, 1927; 1938)2, aunque los textos escritos por autores ulteriores explican de modo diverso porque los perversos desmienten la castración. Por cuestiones de espacio no me detendré en esto. 2-2-Perversión y perversidad Si necesito, para enmarcar la clínica a la que me voy a referir, enfatizar que la perversión, en mi perspectiva, es una entidad per se, con peculiaridades en la construcción de la fantasía, peculiaridades que se acompañan de una tendencia a materializarse en expresiones perversas de la sexualidad, distinguiéndola entonces de lo que se ha llamado perversidad. Recordemos que con la perversidad se ha centrado la cuestión en el sadismo y la destructividad (Baranger, W. 1980)3. 2-3-La distinción entre perversión y neurosis Es moneda corriente entre los psicoanalistas que la desmentida de la castración y la escisión del yo, han dado las bases definitorias para la diferenciación entre Neurosis y Perversión; estos operadores teóricos, desmentida de la castración y la escisión del yo, presentes en la actuación perversa han facilitado la distinción de la represión, fundamento del sueño, . Un eje de este trabajo esta asentado en esta distinción. Tomo al sueño como paradigmático del funcionamiento neurótico (R. Moguillansky et al, 1991; R. Moguillansky 1999)4 y estudiaré el transito en pacientes perversos de la “actuación perversa” al “sueño”. Propondré que este tránsito es posible en el psicoanálisis de la perversión. 3-La actuación perversa Me resulta importante, por lo que sigue detenerme en la actuación perversa, ya que será mi punto de partida en la búsqueda de indicadores de cambio. Un cambio que va, como ya anuncie, del despliegue de la actuación perversa al sueño. La actuación perversa se acompaña de singulares de modos de funcionamiento mental, fenomenológicamente detectables en la situación analítica, lugar en donde, a mi juicio, debemos validar nuestra observación. Destacaré la transferencia perversa: con ella se alude al intento del paciente a través de la erotización del vínculo de “pervertir el vínculo transferencial poniendo a prueba la capacidad del analista” (Horacio Etchegoyen 1977)5; la erotización de la ansiedad, la culpa y el dolor como características de la perversión (W. Gillespie 1956)6; las perturbaciones pragmáticas de la comunicación (David Liberman 1971)7; el ataque a la verdad7 que ha enfatizado Meltzer (1967)9, al igual que las ya clásicas exposiciones de H. Rosenfeld (1950), 1987)10 con el papel que juega la confusión; D. Meltzer (1967) también insistió en la confusión de identidad y de zonas erógenas ligándola a una experiencia de terror y a la par remarcó la exaltación de la sexualidad pregenital y el sentimiento de triunfo sobre la genitalidad; desde un otro vértice ha resultado iluminadora la descripción de Winnicott (1965)11 acerca de la erotización prematura del yo como respuesta a una falla ambiental temprana cumpliendo así una finalidad de autopreservación. También la literatura psicoanalítica ha descripto una constante: la relación cómplice, secreta e incestuosa entre el perverso y su madre. P. Castoriadis Aulagnier (1966)12 plantea que es “esencial en la relación del perverso con la madre un lazo de complicidad con una madre seductora”. R. Bak (1968)13 se extiende sobre la seducción del futuro perverso por la madre, sobre la relación incestuosa que ella establece, y sobre el padre a quien ella convierte en “un extraño, un outsider, una cantidad desdeñable”. J. Chasseguet Smirgel (1975; 1988)14 cita a un paciente de ella que decía: “yo no me vi obligado a tomar el lugar de mi padre, siempre lo ocupé.” 4-La perversión y el método psicoanalítico 4-1-Algunas reflexiones entonces sobre el método. El método psicoanalítico estableció modalidades de relación diversas a las que habitualmente enmarcan los vínculos cotidianos: una relación con causalidades, determinaciones y centros de interés sin parangón con las que esa persona encontraba o ejercía en el habitat en que vivía. Si bien en el método se da un reconocimiento tácito de que ambos, paciente y analista, pertenecen al "mismo mundo", se instituye un diálogo asimétrico, esto es con características distintas a la "conversación". Cuando conversamos, salvo que haya alguna prescripción especial, esa pertenencia al mismo mundo determina que en el campo intersubjetivo las relaciones son simétricas. En la situación analítica si bien la polaridad simetría-asimetría es dinámica y cambiante de acuerdo con las vicisitudes conscientes e inconscientes de ambos participantes, es condición de posibilidad del método un acuerdo intersubjetivo que la relación va a ser predominantemente asimétrica. 4-2-El método en el psicoanálisis de pacientes perversos Baranger y cols. (1983)15 definieron con el nombre de baluarte, aquella situación clínica en la que se pierde la asimetría del pacto analítico y la situación interpersonal pasa a ser estructurada por vinculaciones inconscientes simétricas. Cuando esto ocurre analista y paciente entran en inadvertida complicidad en contra del proceso analítico. El analista terminará, una y otra, vez atrapado en una relación dual, el perverso funciona en el mismo mundo que el analista, pero simultáneamente el perverso parece vivir en un mundo – ilusorio - donde no existen las experiencias de castración ni la vivencia de diferencias entre los seres humanos, no existe la diversidad de realidades que hacen que el mundo de que hablamos sea precisamente un mundo humano. En el psicoanálisis de pacientes perversos la colusión perversa es paradigmática de la situación de complicidad inconsciente en contra del trabajo analítico; la colusión es inevitable, el proceso cursa a través del levantamiento de los baluartes. Este otro mundo - que el perverso guarda celosamente secreto - se muestra inaccesible para el analista; el analista descubre en el campo con sorpresa, que el paciente no está en la misma perspectiva nuestra, precisamente, no comparte este "pedazo de mundo" con él. La persistencia del baluarte perverso va más allá de lo que las formulaciones en términos de mecanismos de defensa primitivos pueden describir, pues ésta llega hasta la transgresión subrepticia de las reglas de la lógica que constituyen la trama de nuestra relación cotidiana con la realidad, tanto interna como externa. Parece más cercano a la verdad decir que el perverso nos muestra una realidad donde ésta no existe. En esto reside el engaño. La perversión aparece en la mente del analista como una trasgresión subrepticia y sorpresiva del acuerdo básico que hace posible y estructura el encuentro intersubjetivo. Al entrar en contacto con la realidad psíquica del perverso, en la mente del analista se configura un mundo cuya atmósfera se tiñe engañosamente de una erotización que tarde o temprano cobra cualidades de violencia. El núcleo perverso queda, como falsa realidad, colgando en el aire como una experiencia inaccesible al analista. 5- Algunos indicadores clínicos del levantamiento de los baluartes 5-1- La actuación se hace relato: En la actuación perversa, se despliegan escenas que tienen una misma configuración, una escena que se ensamblaba con iguales características cada vez; una suerte de acto teatral que mecánicamente se repite. En el análisis se evidencia que la escena desplegada en la actuación perversa implica un contacto con el mundo signado por una pluriexcitación sensual, que provee una sensación de saturación sensorial en la que falta alegría de vivir; esta escena consta de una serie de sensaciones voluptuosas, momentos desarticulados, que no guardan relación unos con otros; a la par se suspenden las ideas y todo transcurre en un tiempo detenido; en la actuación los perversos se sienten dueños de las personas que los rodean, son marionetas. En consecuencia el paciente en el momento de la actuación no suele tener palabras para describir las escenas que se desarrollan en la actuación perversa. Estas escenas transcurren en un espacio extraño al que habitualmente vivían, ajeno aquel en el que dialogaban con otras personas. Entonces que el paciente se avenga a hablar acerca de su “actuación” en la sesión constituye un momento de inflexión en un psicoanálisis. 5-2-Albores de conflicto con lo desplegado en la actuación perversa Da alguna pista de un levantamiento de baluartes que aparezcan en el paciente albores de conflicto que se expresan a través del pudor, la incongruencia consigo mismo (evidencia de un sujeto dividido) o la evidencia, que la actuación tiene un carácter compulsivo. Los sentimientos de vergüenza y de incongruencia no suelen ser sentimientos fácilmente admitidos, ante su aparición se genera violencia y son frecuentes las actitudes desafiantes. Un buen índice de la posibilidad de pensar estas incongruencias es cuando esta puede ser soñada. Encontramos en los sueños atisbos que la escisión empieza a tener fisuras; en el sueño la actuación deja de ser algo ajeno a su conciencia y a su memoria. Correlativamente pierde consistencia el discurso autosuficiente y la ilusión que desde la voluntad decide que ocurría en su vida. Este suele acrecentar la violencia en razón de la nueva herida narcisista que ocasiona, pasando de la vergüenza a la humillación. 5-3-La actuación y los sueños. Un fuerte indicador clínico de cambio en los análisis de perversos es la aparición de sueños Soñar estando en análisis y la presencia de un analista que lo escuchaba, pone al perverso en contacto con una experiencia emocional diametralmente distinta, en tanto se ve expuesto a algo que se le imponía en su vida menta: los sueños y que no surgía manipulando por él. Los sueños no pueden ser operados por control remoto, son imágenes que no se pueden predecir, hacerlas retroceder, congelarlas ni hacerlas desaparecer. Estoy sugiriendo que el soñar, es un paso que va más allá del relato de la actuación, implica una la experiencia emocional que conlleva el tránsito de un lado al otro del Spaltung freudiano. 5-4-El despliegue en la situación transferencial y contratransferencial. Es importante en esta búsqueda de indicadores de levantamiento de baluartes lo que se despliega en la situación transferencial y contratransferencial. Dentro de esta línea hay interesantes indicadores de cambio en la contratransferencia del analista, como por ejemplo, cambios en la curiosidad por las “extravagante vidas sexuales respecto de cánones habituales”. 5-5-Aparición de conflictos neuróticos en el material asociativo y en la situación analítica. Un indicador importante es la aparición de conflictos neuróticos en el material asociativo y en la situación analítica que se expresa en reiteraciones transferenciales; una cuestión trascendente es la emergencia de confianza, lo que suele ser indicador de una asimetría que se instituye en la relación entre analista y paciente. También tenemos que estar advertidos que esto suele ser vivido como peligroso. 6-Consideraciones finales. En este texto he intentado dar cuenta del posible transito en psicoanálisis de pacientes desde un padecimiento derivado de una estructura perversa a un funcionamiento con una conflictiva próxima a la neurosis, el cual encuentra su condición de posibilidad en el levantamiento de baluartes que hacen vacilar la Spaltung que permite esa vida en “otro mundo”. Remarcaría como hitos importantes que la actuación se haga relato; la aparición de conflicto dentro del yo, evidenciado por el surgimiento del pudor, la incongruencia; la aparición de sueños, que es tomada como una evidencia de la instalación de un conflicto próximo a un funcionamiento neurótico. la conciencia de las características intrusivas incluidas en la actuación a través de sueños; la emergencia del sentimiento de horror ante la prédica perversa y su enfrentamiento; la elaboración de las fantasías transferenciales, los cambios en la transferencia que el paciente despliega y los cambios que observa el analista en su contratransferencia; la restauración de la asimetría en la situación analítica, que previamente corre el riesgo de quedar atrapado en una relación dual. Rodolfo Moguillansky Médico Psiquiatra y Psicoanalista