Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

lunes, 30 de abril de 2012

La Necesidad de hacer el Bien: Aurelio Arteta


'Mal consentido', de Aurelio Arteta
30.12.10 | 21:03. Archivado en Novedades



Ficha técnica
Título: Mal consentido
Autor: Aurelio Arteta
Editorial: Alianza Editorial
320 páginas
20 euros

Aunque se trate de un ensayo y, por tanto, se puede suponer que se ha de leer con la cabeza fría, la realidad es que no puede dejar indiferente a nadie. Tampoco el hecho de que fundamentalmente esté destinado a explicar, y demostrar, los motivos por los que la banda etarra perdura durante tanto tiempo, nadie puede sentirse ajeno, puesto que la maldad pulula por todas partes, y siempre hay espectadores que escurren el bulto, creyendo que poseen excusas mediante las cuales pueden engañar a los demás y, fundamentalmente, a sí mismos. Bajo estas premisas fácil resulta entender que quienes procuran hacer lo que deben, cosa que suele acarrear muchos inconvenientes, se han de sentir muy reconfortados según van pasando las páginas.
En cambio, quienes sitúan otras preferencias por encima del deber moral, se han de sentir vivamente inquietos, sobre todo si de verdad les importa que sus coartadas tengan algún asidero real. Son estos precisamente quienes más interés deberían tener en leer el libro, para cerciorarse de que sus excusas no lo son en absoluto. Hay otros con los que, efectivamente, no cabe ninguna esperanza: hacen mal y lo saben. Pero lanzan al viento excusas y proclamas, con la supuesta intención de convencer a la gente, pero siendo su propósito real el de amedrentar. Todo ello referido, principalmente, al País Vasco, por supuesto, en donde ETA ha encontrado tantos cómplices, sin los cuales le hubiera sido imposible llegar hasta donde lo ha hecho. Esos mismos cabecillas, llegado el caso, tratarán de enmascarar la derrota de la banda criminal, para que dotarla de algún tipo de éxito o justificación. Cualquiera que lea este libro, aunque no figuren los nombres de los principales cómplices de ETA puede ir viendo sus caras. Es una lástima que no vaya a convertirse en un éxito de ventas. Como regalo de Reyes no sería nada malo.
Pero es que además, es tan minucioso al trazar las líneas que separan el bien del mal en cada caso, y contiene tantas citas eruditas, y tantas referencias a la actuación de los nazis y de los soviéticos, que resulta de suma utilidad para cualquiera que tenga la simple intención de mejorar como persona. Se ven y se palpan los beneficios de actuar de este modo, y no como hacen los que al fin y al cabo no son más que esclavos del mal.

Pedir y se os dara


Hola querido amigo. te envio un fuerte abrazo y aprovechando te
comparto para tu bendición una de la frases más poderosas de la Biblia:
"Pidan, y se les dará; busquen y hallrán; llamen y se les abrirá. Porque

todo aquél que pide recibe, y el busca halla, y al que llama se le abrirá"

(Mateo 7:7-8)

La estupidez emocional frente a la inteligencia emocional

Personas Inteligentes que hacen Estupideces


La estupidez inteligente puede atacarle a cualquiera y en cualquier parte. Las erupciones de in­teligencia autodestructiva abarcan una amplia gama, desde las situaciones embarazo­sas hasta los desastres.
El libro “¿Por qué hay personas inteligentes que cometen estupideces?”, de Mortimer Feinberg y John J. Tarrant, incluye algunas. Tomamos dos.
Un veterano ejecutivo de cuenta arruina una gran promoción al insistir en obtener un privilegio que no necesita ni siquiera desea. AI recibir un nombramiento que puede promover o arruinar su carre­ra, una analista financiera selecciona a los integrantes de un equipo, pero deja fuera a personas talentosas que podrían ayudarla, formando un equipo ineficiente que le hace fracasar.
El libro añade que esas personas tenían algo en común. Eran demasiado inteligentes como para haber cometido la estupidez que tanto daño les causó. De todos modos la hicieron, como también hi­cieron las suyas Douglas Mc Arthur, Richard Nixon, Margaret Thatcher, John Scully y otros muchos individuos competentes que, en situacio­nes críticas, dejaron de lado el sentido co­mún y actuaron como tontos, con lo cual se infligieron graves daños a ellos mismos.
Se dan a conocer, a renglón seguido, los cuatro pilares de la estupidez, que según el libro son la soberbia, la arrogancia, el narcisismo y el deseo inconsciente de fracasar. Los autores dan numerosos ejem­plos de gente inteligente que, por sober­bia, arrogancia, narcisismo y deseo in­consciente de fracasar ha cometido enor­mes estupideces.
Tomemos uno solo de los cuatro pila­res sobre los que suele descansar la personalidad de muchos de quienes los norteamericanos llaman hacedores de decisio­nes.
El libro dice: "La soberbia que con­duce a una arrogancia excesiva puede llevar a un individuo a cometer actos dis­paratados y destructivos. La arrogancia puede acabar con una ca­rrera”.
Gordon J. Curphy, de Personnel Decisions Inc. de Minneapolis, dice que muchos gerentes trabajadores, brillantes, ambiciosos y técnicamente competentes, fracasan porque son vistos como arrogantes, vengativos, poco confiables, egoístas, compulsivos, dominantes, insensibles, distantes, de­masiado ambiciosos e incapaces de dele­gar. Por tanto, aun­que el soberbio evite el repentino desastre, puede estar acumulando gradualmente una reputa­ción de arrogancia que al final le lleve a la ruina.
Para Feinberg y Tarrant es justificable que uno esté orgulloso de sus logros. Pe­ro el orgullo tiende a la soberbia y és­ta lo lanza a uno a los confines de las fantasías peligrosas. La soberbia es la compañera oscura de la brillantez personal.
Cuando las personas no tienen mucho de que enorgullecerse, ob­serva Stanislas Lazaras (estudioso del estrés y la emoción), tienden a identificar­se con un grupo famoso, ya sea religioso (una secta, por ejemplo), deportivo, étnico o nacional.
A veces se produce una mezcla de ingenuidad y arrogancia que en principio parecería imposible, pues una y otra son tan incompatibles como el agua y el aceite. Pero se da. Y equivale a un cóctel Molotov que a veces le estalla a uno en las manos. Lo malo es que el estallido suele alcanzar a muchos que, sin comerlo ni beberlo, pagan los vidrios rotos.
Hay casos de profesionales con una prolongada trayectoria que un día aciago, pese a su experiencia en administración de grupos y relaciones humanas y públicas, recomiendan a su empresa a un "bright boy", o muchacho brillante que luego resulta ser un vivillo bueno para nada.
Otras personas que ocupan cargos importantes se ene­mistan con sus homólogos y subordinados por tomar decisiones poco meditadas en virtud de las cuales sus émulos y em­pleados resultan decepcionados, cuando no dañados. La influencia de ciertos... "consejeros" puede ser nefasta en muchas ocasiones. Porque a estos picaros, por lo general, sólo les interesa hacer su negocio a costa de los demás.
Transcribimos al pie de la letra el final de “¿Por qué hay personas inteligentes que hacen estupideces?”: "En ciertas oportunidades las personas inteligentes cometen estupideces porque son traicio­nadas por su intelecto. Sea bondadoso con su inteligencia. Manténgala en forma y podrá confiar en ella, porque hará lo que usted necesite sin tenderle ninguna trampa. Cuando lo logre, ¡encontrará que ser in­teligente no tiene ninguna desventaja!".

Tener una Gran Confianza en Ti mismo


Ser humilde significa, en contra de la creencia popular, tener una alta autoestima y un fuerte y sano autoconcepto. La humildad nos hace ver como somos realmente, no como queremos ser, sin sentirnos superiores a los demás, pero sin complejos de inferioridad.


La humildad es la conciencia que tenemos acerca de lo que somos, de nuestras fortalezas y nuestras debilidades como seres humanos y nos impide por lo tanto, creernos superiores a los demás. Subestimar a los demás no sólo es desconocer su naturaleza sino la de nosotros mismos.

Gracias a la humildad tomamos conciencia de nuestra pequeñez frente a la inmensidad del universo, ignorar esta condición nos puede conducir a actuar de manera vanidosa y arrogante frente a las cosas verdaderas, pero la humildad no se queda en un mero ejercicio de autoconocimiento personal, luego de aceptarnos tal y como somos, la humildad es la fuerza que nos motiva a superar nuestras debilidades y a consolidar nuestras fortalezas, siendo mejores cada día sin sufrir ataques de egolatría infantil ya que la humildad nos proporciona madurez y dominio propio. El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno y lo malo como malo. En la medida en que el ser humano es más humilde crece dentro de sí una visión más correcta de la realidad.

Las 1000 maneras de aprender humildad




SALVO!, y con ella nuestra comunidad de Neuróticos Anónimos y lasdemás comunidades de DOCE PASOS.Espero que con esta corta explicación haya quedado muy biendelimitada la función de la humildad dentro de la estructura. Solo me restamostrarles la diapositiva 16 para reforzarles lo siguiente: Y a la vez decirles que ese hermoso paseo nos lleva a conseguir laverdadera libertad expresada en la diapositiva 17:

Entendiendo la libertad no en su concepto más tradicional, el cual nosenuncia que: “La libertad es la capacidad de elegir responsablementeentre lo bueno y lo malo”.En este punto, me gustaría compañeros, que entendamos la libertad quehoy les planteo de dos formas, la primera como: “La capacidad de elegirresponsablemente entre lo bueno, lo mejor y lo excelente, y aún cuandono podamos llegar a términos de perfección, por cuanto ella se encuentraen los dominios de DIOS, si podemos buscar la excelencia en todos losactos de nuestra vida. Para un líder de N.A. la libertad ya no es opciónescoger entre lo bueno y lo malo, porque lo malo ya lo hemos escogido enel pasado y en demasía y no queremos que exista más en nuestras vidas”. Y la otra forma de libertad es la capacidad de decirle al mundo que¡NEURÓTICOS ANÓNIMOS SÍ FUNCIONA! y que funciona porque utiliza nadamás y nada menos que la energía más poderosa de todo el universo: ELAMOR.Quisiera concluir este trabajo con una hermosa experiencia que DIOS meenvió al finalizar los treinta minutos de esta ponencia:Resulta ser que después que cierro la exposición y todo el mundo estáaplaudiendo muy efusivamente, se me acerca un compañero que estabasituado en los asientos de las primeras filas (con esa imagen que sóloproyectan los veteranos) y con amabilidad me dijo así: “Compañero contodo respeto le quiero sugerir algo” y seguidamente me pasó un papelitoque decía: “El Dr. Bob y los Buenos Veteranos, pág. 234”, lo miré y medijo, “léasela por favor”, entonces le di las gracias y me guardé el papel.Una vez llegado a Venezuela e intrigado por el asunto busqué el libro en lapágina indicada, la leí y fue así como pude entender la importancia de loque mi sabio compañero me quiso transmitir, por lo tanto me pareció taninteresante que en honor al Dr. Bob y a ese compañero mexicano (queDIOS lo bendiga y lo siga iluminando donde quiera que esté), escogí estemensaje para ir cerrando con broche de oro esta ponencia. De inmediatopaso a transcribirles la página del libro:[
“La actitud del Dr. Bob hacia las grandes alabanzas y las ovaciones de pie tuvo algo que ver con la actitud de la humildad…”una cosa con la queno hemos sido bendecidos la mayor parte de nosotros”.
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Como él decía, no era ésta “la fingida humildad del Uriah Heep deDickens”, ni era de “la variedad del tapete que se pone en la puerta”…Estoy hablando de la actitud de todos y cada uno de nosotros hacianuestro Padre Celestial”, decía el Dr. Bob.“Cristo dijo: `Por Mi mismo no soy nada. Mi fortaleza viene de Mi Padreque está en el cielo´. ¿Si Él tuvo que decir eso”, preguntaba el Dr. Bob,“que pasa contigo y conmigo? ¿Tú lo dijiste? ¿Yo lo dije? No. Eso esexactamente lo que nosotros no decíamos, en su lugar nos inclinábamos adecir: `Mírenme muchachos. Estoy bien, ¿eh? No teníamos ningunahumildad, ningún sentido de haber recibido algo por medio de la gracia denuestro Padre Celestial.“No creo tener ningún derecho a estar orgulloso por obtener sobriedad”.Decía: “es solo mediante la gracia de DIOS que lo hice. Puedo sentirmemuy agradecido por haber sido privilegiado… Si mi fortaleza viene de ÉL,¿quién soy yo para enorgullecerme al respecto?”.Sobre su escritorio, el Dr. Bob tenía una placa definiendo la humildad:
“La perpetua tranquilidad del corazón, es no tener problemas. Esnunca estar enojado o apesadumbrado, irritable o dolorido; noextrañarme de nada de lo que me hacen, sentir que nada se haceen contra mía. Es estar tranquilo cuando nadie me alaba y cuandosoy culpado o despreciado, es tener un bendito hogar en sí mismoen donde yo puedo entrar, cerrar la puerta, arrodillarme ante mi Padre en secreto y estar en paz, como en un profundo mar detranquilidad, cuando todo lo que hay en mi alrededor y cerca demi aparente ser un problema”.
Indudablemente que el carácter del Dr. Bob tuvo una fuerte influencia endar forma a las juntas de la localidad.
]Saquen Uds., compañeros, sus propias conclusiones………………….. Debo concluir para el anecdotario, que esta ponencia la comencé hacemás de un mes con el objeto que fuera un pequeño artículo para la revista“Fraternidad” de México y del mundo, y finalizó siendo una extraordinariay fascinante aventura sobre la humildad, no sé cómo, pero desde quecomencé a escribir no pude parar hasta llegar a este momento en queestoy cerrando este gratificante trabajo, por lo tanto no me queda másnada por decir y como abrimos con un concepto de la humildad de nuestrogran benefactor Bill Griffith Wilson, cerraremos entonces con dosenunciados cortos pero con una contundencia y profundidadimpresionantes, el primero es del mismo Bill W. y el segundo de nuestroamado Grover B.:
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La humildad perfecta sería la buena voluntad de hacer a todashoras y en todas partes, lo que Dios quiere

(
Bill escribe sobre lo mejor deBill, pág. 48
).
“Hazlo todo con amor”
Grover B. Gracias a todos mis hermanos de crecimiento por haber tenido lapaciencia de leerme y en honor al PODER SUPERIOR, a nuestra comunidadde NEURÓTICOS ANÓNIMOS, al AMOR y a la VIDA:¡¡¡Sólo por hoy trataré de hacer con amor la voluntad de DIOS!!!Carlos Franco.
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lunes, 9 de abril de 2012

Humildad en Francia

Le mot humilité prend sa racine dans le mot latin humus (terre).
L'humilité est généralement considérée comme la qualité de celui qui se voit lui-même de façon réaliste, et, à un degré absolu, tel que l'univers le voit (pour les athées) ou tel que Dieu le voit (pour les croyants). L'humilité s'oppose à toutes les visions déformées que l'on peut avoir de soi-même (orgueil, égocentrisme, narcissisme, dégoût de soi...), visions qui peuvent relever de la pathologie à partir d'une certaine intensité. L'humilité n'est pas une qualité innée chez l'homme, on considère communément qu'elle s'acquiert avec le temps, le vécu et qu'elle va de pair avec une maturité affective ou spirituelle, elle s'apparente à une prise de conscience de sa condition et de sa place au milieu des autres et de l'univers.
L'humilité n'est pas forcément liée à la manière dont on se montre aux autres, ainsi la modestie n'est pas une forme d'humilité mais plutôt une "démonstration" d'humilité que peut tout-à-fait réaliser une personne dépourvue d'humilité.
De même, la fierté n'est pas incompatible avec l'humilité, on peut être fier de soi pour ce qu'on a réalisé, justement parce que nous avons assez d'humilité pour prendre conscience que l'on a fait beaucoup pour ce qu'on est. Par opposition, c'est souvent par manque d'humilité qu'on se dévalorise, en surestimant ses propres capacités et donc en considérant nos réalisations comme médiocres.

L'humilité peut signifier plusieurs choses :
Le sentiment de ne pas être grand-chose, d'être petit par rapport au monde qui nous entoure.
Une attitude par laquelle on ne se place pas au-dessus des choses ou des autres et par laquelle on respecte ce dont la providence nous a gratifié.
L'humilité est à distinguer de la fausse modestie. Cette dernière feint l'humilité afin d'attirer parfois encore plus de compliments. L'humilité consiste, sans méconnaître ses qualités, à admettre que l'on n'y est en fin de compte pas forcément soi-même pour grand chose.

Sommaire [masquer]
1 Confusions possibles
2 Humilité et religion
2.1 Christianisme
2.2 Bouddhisme
3 Voir aussi
4 Lien
Confusions possibles[modifier]

Il ne faut pas confondre humilité et haine de soi. Dans la haine de soi, on refuse sa propre existence, alors que dans l'humilité, on accepte pleinement l'existence dans son ensemble.
Le mot humiliation peut prêter à confusion. Humilier une personne c'est étymologiquement parlant vouloir la rendre plus humble. Toutefois, dans l'acception populaire, il s'agit en fait de la déconsidérer publiquement. Ceci a généralement un impact inverse puisque l'humiliation suscite le plus souvent un désir de vengeance ou de revanche et attise ainsi l'orgueil de la personne humiliée.
Humilité et religion[modifier]

L'humilité est essentielle dans la plupart des religions :
Les grandes religions monothéistes considèrent l'humilité des personnes comme une valeur essentielle à la recherche de la sainteté et de la cohésion sociale.
Christianisme[modifier]
Pour les les Chrétiens Orthodoxes « Cette humilité n'est pas une vertu qui s'ajoute, c'est l'attitude foncière de l'âme sainte qui se voit dans la présence de Dieu, qui voit sa petitesse et sa faiblesse à elle et sa grandeur à Lui. Cette humilité est constamment inculquée, avec insistance, avec force, par tout l'enseignement moral et spirituel de l'Eglise orthodoxe. C'est elle qui resplendit avec tant de rayonnement, jointe à la douceur, la simplicité, la bienveillance et l'esprit de mesure et d'équilibre spirituel, sur le visage des pères du désert et dans la personnalité des grands saints et justes de l'Eglise russe. (…) L'abbé Dorothée (VI-VIIe siècles) (Dorothée de Gaza : Instructions. 2,33. Sources Chrétiennes n° 32, p.197.), dans ses homélies qui ont été considérées par l'Eglise d'Orient comme une des meilleures introductions à la vie spirituelle, nous donne toute une philosophie de l'humilité. Il compare les âmes à des arbres fruitiers. Quand ces arbres portent beaucoup de fruits, les branches, sous le poids, s'inclinent vers la terre ; par contre, les branches qui n'ont pas de fruits se dressent vers le haut. Il y a même des arbres aux branches desquels on attache des pierres pour les contraindre à s'incliner afin qu'elles portent des fruits. Il en va de même avec les âmes : quand elles s'humilient, elles deviennent riches en fruits, et plus elles le deviennent, plus elles s'humilient. C'est pourquoi plus les saints se rapprochent de Dieu, plus ils se voient pécheurs. Ainsi Abraham, quand il vit Dieu, s'appela terre et poussière (Gen. 18,27) et Isaïe, en voyant Dieu trônant dans sa majesté, s'écria : Je suis un réprouvé, un impur ! (Is. 6,5). » (Nicolas Arséniev : La piété russe. p. 34-35.)
« Un autre trait important est l'accent mis sur la douceur, la patience, la bienveillance et l'humilité (cf. Gal. 5,22) dans les rapports avec autrui. Supporter en toute humilité les injures et l'injustice et ne pas répondre au mal par le mal, mais tâcher de se concilier les hommes par la douceur et le bien qu'on leur fait. » (Nicolas Arséniev : La piété russe. p. 56.) [1]
Bouddhisme[modifier]
Le bouddhisme considère que le sentiment d'importance de soi est un leurre qui cause beaucoup de souffrance à soi-même et à autrui. A contrario, l'ouvrage de Samuel R. Delany : Babel 17 défend le point de vue inverse : l'individu ne chercherait jamais à s'améliorer moralement s'il n'avait le sentiment de l'importance de son "moi".
Dans les religions polythéistes en général, le sort des hommes est dans la main des dieux. Notre vie est éphémère mais cela lui donne aussi de sa saveur.
Voir aussi[modifier]

Sur les autres projets Wikimedia :
Humilité, sur le Wiktionnaire
Fierté
Vanité
Orgueil (péché capital)

Tianying - ein Leben in Demut, Liebe und Dankbarkeit

La Humildad en Alemania

La expresión de la humildad viene del antiguo alto alemán diomuoti ("servicio voluntario" que en realidad es "una mentalidad de siervo") y fue desarrollado por Martín Lutero para traducir la Biblia expresiones tapeinophrosyne (griego), o la traducción latina humilitas utilizados. En el contexto cristiano se refiere a la actitud de la criatura a la analogía del Creador de la relación de siervo del Señor, más en general, la "virtud, que pueda surgir de la conciencia de retraso infinito detrás de la búsqueda de la perfección (dios, moral modelo ideal, lo sublime)" [1] , posiblemente también la renuncia, en la visión en la necesidad está justificada y la voluntad de aceptación de las condiciones. [2]
Contenido [ Ocultar ]
1 Explicación de los términos
2 y la humildad como una virtud, como una mala postura en la religión y la filosofía
2.1 La humildad entre los griegos y romanos
2.2 La humildad como una actitud (judía y cristiana) religiosa
2.3 La humildad en la filosofía moderna
3 humildad en la psicología
4 La humildad en la etología
5 Literatura
6 fuentes de
7 Véase también
Definiciones [ Editar ]

La persona humilde reconoce y acepta voluntariamente que hay algo inalcanzable para él, son más altos.
Dependiendo de las situaciones, pero la humildad ir a la no-libre o forzada auto-subordinación. Sobre todo es esta distinción entre lo interno y se limita a establecer una conducta externa: Se habla de la falsa humildad , si lo que desea dar la impresión de humildad, de la humildad falsa , la humildad cuando se acompaña de un espíritu servil (comúnmente conocido como: la adulación , consulte y la moral de los esclavos ). [3]
Distinguir tan bien entre la humildad y la humillación como una humillación pública o la vergüenza , lo que provoca el fuerte al débil. Él puede humillarse a sí mismos en el mejor sentido de la falta de humildad, la arrogancia encuentra, humillado, pero también puede incluir la humillación como un arma en contra de la arrogancia que se dio la vuelta.
La humildad como una virtud y una mala postura en la religión y la filosofía [ Editar ]

La humildad de los griegos y romanos [ Editar ]
La humildad exige la presentación como una relación amo-sirviente. Entre los griegos y los romanos se trataba de una posición respetable poco. [4]
La humildad como (judía y cristiana) actitud religiosa [ Editar ]
La humildad, el reconocimiento de la omnipotencia de Dios. La humildad describe así la actitud de una persona a Dios.
La humildad juega en el pensamiento judío y cristiano, un papel especial. En el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la humildad es una característica esencial de los verdaderos creyentes, el que está bien con Dios. La raíz de la palabra hebrea usada contiene el significado de "arco", "encorvado" o. La humildad es en el Antiguo Testamento, el orgullo de lo contrario (Proverbios 29, 23).
Dios humilla a las personas que lo (la espalda) poner (por ejemplo, Deuteronomio 8:2-3), y la gente se humillan ante Dios, para ser aceptado por él (aceptado) (por ejemplo, primero Reyes 21.29; 2 Crónicas 7:14).
"Humildemente con / delante de Dios para transformar su" reivindicación completa de Dios al hombre ( Miqueas 6:8). "Yo habito en la altura y la santidad, y en aquellos que son el espíritu contrito y humillado, para que pueda refrescar el espíritu de los humildes y el corazón de los quebrantados." ( Isaías 57,15;. cf. Isaías 66:2.)
Contrariamente a algunas formas de vida religiosa en la que más era la humillación que la humildad en el primer plano, en la cristiana de hoy la espiritualidad, la humildad, no como un ser pequeño de hacer o visto como una negación de nuestro propio valor, sino como una autoevaluación realista de las personas en su posición en el mundo : su propia insignificancia en comparación con la grandeza de Dios, sino también su dignidad y su valor como una criatura e hijo de Dios.
Para los cristianos, la humildad ante Dios, para adorarle, le respeto, honor y alabanza, porque te das cuenta que lo que uno es y tiene, por la gracia de Dios.
Ejemplos de una vida humilde y bendecida en última instancia, en la Biblia en el Antiguo Testamento de Job , y en los escritos posteriores de Tobías . Para estos eventos pueden y deben las personas en el punto de vista cristiano, para aprender hoy en día. Por otra parte, como conclusión de estas narraciones se observa que en la fe cristiana, la humildad es la clave de todo. Sólo los humildes, recibirá la bendición del Señor.
De acuerdo con el Maestro Eckhart es un requisito previo la humildad de la vida cristiana:
"Por la humildad completa proviene de la destrucción de sí mismo y se presenta en todas las criaturas". [5]
"La forma más segura base sobre la que esta perfección es capaz de ponerse de pie, que es la humildad. Por cuya naturaleza se arrastra aquí en la más profunda humildad, el espíritu vuela al más alto nivel de la divinidad" [6]
Para obtener más información sobre el destino de los humildes se encuentran entre otros en San Francisco de Sales , y en particular en su obra Filotea y en el libro de la Imitación de Cristo, un tipo de letra, la mayoría de Tomás de Kempis se le atribuye.
El Papa Juan XXIII decía en parte:
"Mi vida humilde ahora y siempre se ha desarrollado como una pelota bajo el signo de la simplicidad y pureza. No me molesta reconocer y repetir que no soy nada, y nada fue considerado como una pura nada. El Señor me permitió nacer de los pobres, y ha pensado en todo lo demás. Puedo hacerlo ". [7]
"Mientras alguien no me ha puesto bajo sus pies, no es libre". [8]
La humildad en la filosofía moderna [ Editar ]
Kant trató de descristianizar la humildad y la definió:
"El sentimiento de confianza y de baja capacidad de su valor moral en comparación con la ley es la humildad (humilitas moralis) (Metafísica de las Costumbres, A 94)" [9]
"Para Nietzsche, la humildad es uno de los ideales peligrosos, difamatorio detrás de la cual la debilidad y la cobardía, la piel, por lo tanto, la entrega a Dios ". [10]
En el contexto filosófico es también de la humildad que se habla de ella como "la actitud del verdadero filósofo de la realidad". [3]
La humildad en la psicología [ Editar ]

Según Erich Fromm ( El arte de amar ) es la humildad de la razón y la objetividad adecuada emocional actitud como un requisito previo para la superación de uno mismo narcisismo .
Humildad en la etología [ Editar ]

Transmitido en la forma de comportamiento de un animal, que son interpretadas por los observadores como una señal para la inhibición de la agresión intraespecífica es, en el contexto de la teoría de los instintos de la etología como un " gesto humilde llamado ".
La literatura [ Editar ]

Eckhard Zemmrich: la humildad. Para entender un concepto teológico fundamental. En: La ética en el discurso teológico 4, Berlín 2006
Horst Dietrich Preuss: Humildad - Antiguo Testamento I. . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 459-461.
Marianne Awerbuch: Humildad - II el judaísmo . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 462-463.
Stefan Rehrl: Humildad - III. Nuevo Testamento . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 463-465.
Stefan Rehrl: Humildad - Antigua Iglesia IV . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 465-468.
Karl-Heinz para las fábricas de: Humildad - V. Edad Media . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 468-473.
Karl-Heinz para las fábricas de: Humildad - VI. Reforma . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 474-478.
Karl-Heinz para las fábricas de: Humildad - tiempos modernos VII . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 478-483.
Aleksander ciclistas: Humildad - VIII ética . En: Enciclopedia de Teología (TRE). Volumen 8, de Gruyter, Berlín / Nueva York, 1981, ISBN 3-11-008563-1 , pp 483-488.
W. Herrmann: la humildad, la humildad . En: Realencyklopädie de la teología protestante y la iglesia (RE). Tercera Edición. Volumen 4, Hinrichs, Leipzig, 1898, pp 571-576.
Fuentes [ Editar ]

↑ Schischkoff : Diccionario filosófico , de 22 años Ed (1991), ISBN 3-520-01322-3 / humildad
↑ Así que sin evidencia previa
↑ un b dom Schischkoff, Diccionario filosófico , de 22 años Ed (1991), ISBN 3-520-01322-3 / humildad, con más referencias
↑ Rainbow / Meyer, diccionario de términos filosóficos (2005), ISBN 3-7873-1738-4 / humildad
↑ Meister Eckhart, del aislamiento (Tracto 9), en:. Selected Writings, por el milagro del alma [1990], p 23 (24)
↑ Meister Eckhart, del aislamiento (Tracto 9), en:. Selected Writings, por el milagro del alma [1990], p 23 (27)
↑ El Papa Juan XXIII. Diario Espiritual de la. Bühlmann, Juan XXIII, 3 Ed [2000], p.69
↑ El Papa Juan XXIII, de: .. Bühlmann, Juan XXIII, 3 Ed [2000], pp 75
↑ citado por Rainbow / Meyer, diccionario de términos filosóficos (2005), ISBN 3-7873-1738-4 / humildad
↑ Schischkoff, Diccionario filosófico , de 22 años Ed (1991), ISBN 3-520-01322-3 / humildad
Véase también [ editar ]

Wikiquote: Humildad - Cotizaciones
Definición: La humildad - significados significado, orígenes de las palabras, sinónimos, traducciones
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Avanza en humildad

Ten un propósito para avanzar en la humildad.
1.-Descubre lo bueno que tienes
2.-Descubre lo mejor de cada persona
3.- Avanza para mejorar
4.-Aprende paciencia
5.-Aprende flexibilidad
6.-Reconoce tu ignorancia
7.-Elogia a los demás
8.-No te demores en admitir tus errores.
9.-Se el primero en disculparte
10.-Respeta


Aunque la mayoría no nos importaría llegar a ser un poco más humildes, ¡ay como detestamos pasar por la escuela de la humildad!

Nos duele tragarnos el orgullo, pero se trata de un dolor que nos hace bien, siempre y cuando tengamos una buena actitud y dejemos que produzca en nosotros el efecto deseado.

Conviene recordar el refrán:
«No hay rosa sin espina».

1. PROCURA DESCUBRIR LO MEJOR DE CADA UNO.
Todo ser humano ha tenido experiencias que tú no has tenido, y en esos aspectos te aventaja. Einstein, reputado como uno de los grandes cerebros de la humanidad, dijo: «Nunca he conocido a una persona tan ignorante que no tuviera algo que enseñarme».

2. ELOGIA SINCERAMENTE A LOS DEMÁS.
¿Cómo vas a desdeñar a una persona a la que le estás diciendo lo que admiras de ella? Cuanto más menciones las buenas cualidades de quienes te rodean, más virtudes descubrirás en ellos, y será más difícil que caigas en la trampa del egocentrismo.



3. NO TE DEMORES EN ADMITIR TUS ERRORES.
Dicen que la frase más difícil de pronunciar en cualquier idioma es: «Me equivoqué». Quienes se rehúsan a hacerlo por orgullo suelen volver a caer en los mismos errores y además terminan marginándose de los demás.

4.SÉ EL PRIMERO EN DISCULPARSE DESPUÉS DE UNA DISCUSIÓN.
Si la frase más difícil de pronunciar es: «Me equivoqué», la siguiente más difícil debe de ser: «Perdóname». Ese simple vocablo mata el orgullo y pone fin al altercado: dos pajarracos muertos de un solo tiro.

5.ADMITE TUS LIMITACIONES Y NECESIDADES.
Es parte de la naturaleza humana querer dar la impresión de ser fuerte y autosuficiente; eso normalmente no hace más que dificultar las cosas. Si manifiestas humildad pidiendo ayuda a los demás y aceptándola, sales ganando.

6. SIRVE A LOS DEMÁS.
Ofrécete a ayudar a los ancianos, los enfermos y los niños, o a prestar algún otro servicio comunitario. Saldrás beneficiado, pues aparte de adquirir humildad, te ganarás la gratitud y el cariño de muchas personas.

7. APRENDE ALGO NUEVO: UNA NUEVA TÉCNICA,
IDIOMA, DEPORTE O HOBBY.
Empezar algo de cero resulta casi siempre embarazoso, pero las recompensas son múltiples: de una experiencia así sales más humilde, y además tu ejemplo anima a los demás y, contrariamente a lo que te dice tu orgullo, te granjea su admiración y respeto.

8. RECONÓCELE A DIOS EL MÉRITO DE TODA CUALIDAD QUE
TENGAS Y DE TODO LO BUENO QUE TE AYUDE A HACER.
«No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que Yo soy el Señor.»
(Jeremías 9:23,24).

Demos un paso Adelante aunque sea pequeño: Yo puedo

“Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes” (1Ped 5-5)


Este es uno de los temas del cual siempre me ha costado mucho escribir, no he creído conveniente hacerlo sin antes saber y sentir si existe esta virtud en mí, espero que al hacerlo, me ayude a reflexionar un poco mas sobre la humildad, porque creo finalmente que aún me falta para tener este privilegio.

Aún conociendo de la misericordia de Dios, un punto difícil ha sido el sentirme capaz de humillarme ante Dios y hablarle a El de todos mis errores, siempre al hacerlo, busque justificarme, como queriendo decir, no fue mi culpa o no tuve la intención de hacerlo. Pero es una ingenuidad, a Dios, no se le puede engañar. Sin embargo reconozco que es mucho más sencillo, confesarse a solas con Dios, que arrodillarse frente a un sacerdote humillándose al máximo y hacer una confesión de todas mis faltas y errores, en especial, si el confesor es un sacerdote conocido, ya que le doy más importancia a lo que el pueda pensar de mí y perder su consideración. Ese si que es un error grandísimo, porque al hacer una mala confesión, pierdo mi consideración a Dios.

Hay muchas fuentes que alimentan la inspiración y la comprensión de temas que parecen sencillos, pero que al profundizar descubrimos que son muy complejos. Dios, es una gran fuente de inspiración, como toda la Obra de Cristo. También ayudan a descubrirnos, los ejemplos de los santos, como nuestra primera gran santa, la Virgen Maria. En otra escala, pero con muchos meritos, están los testimonios de los santos, algunos canonizados por la Iglesia, otros no, pero igual de ejemplares. San Pablo, trabajador incansable por Cristo, es un gran inspirador, Santa Teresa de Jesus, maestra de oración, es otra gran inspiradora, en especial en un tema como este, en el cual debemos abandonar la soberbia y reconocernos absolutamente dependiente de Dios y su buena relación con EL.

1. LAS DIFICULTADES PARA SER HUMILDES

¿Pero porque cuesta tanto ser humilde? ¿Por qué nos cuesta tanto dejar de pensar en que perderemos el orgullo? “Maldito orgullo que vive en nosotros”, culpable de tantos resentimientos, y fuente de violación de mis obligaciones con Dios.

Siempre estamos deseando que nos traten mejor de lo que nos merecemos, queremos que nos miren como personas exitosas, buscamos que los sacerdotes nos miren como hombres santos y nos arrodillamos contritos en el templo no para Dios, sino para que otros nos vean.

Cuanta ira nace en nosotros cuando pensamos que nos han violado el derecho de ocupar cierto sitio y como nos frustra cuando no se cumplen nuestros propósitos de ser visto como personas ideales para todo.

“Maldito orgullo que vive en nosotros”, por que nos deja sin amor a nuestros hermanos y nos hace ser indiferentes, débiles, fascinados por criticar a otros para que los vean menos responsables que nosotros.

“Maldito orgullo que vive en nosotros”, por que nos motiva a atacar a otros por sus ideas, solo para que piensen que las nuestras son mejores, porque nos amarga que sea más, mejores y que no tomen en cuenta las nuestras.

“Maldito orgullo que vive en nosotros”, porque es la raíz que entrega su sabia para alimentarnos del hambre de gloria y de la incansable búsqueda de reconocimientos para nosotros, y que nos tortura cuando nuestra opinión no ha sido considerada de valor.

2. UN CORAZÓN LIBRE DE AMBICIÓN

Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. (Mt18, 4).

¿Porque ser como un niño y hacerse pequeño? El niño es un ser débil y humilde, que no posee nada, no tiene ambición, no conoce la envidia, no busca puesto privilegiados, no tiene nada que decir en la codicia de los adultos, el niño tiene conocimiento de su pequeñez y su debilidad. Es así como nos hace saber Jesús, que el más humilde será el más grande ante el Padre.

“Bendito las almas de niños”, porque sus corazones están libres de ambición.

El niño al igual que el pobre recibe con alegría lo que se le entrega cuando su necesidad depende de los demás. Ese es el sentido de ese “hacerse como los niños”, hacerse humilde y sencillo de corazón, empequeñecido en la sociedad respecto a los puestos de jerarquía, esa es condición de Jesús para seguirlo, “El que no renuncie a si mismo, no puede ser mi discípulo”

Canta el salmo 51, 19 “mi sacrificio es un espíritu arrepentido, tú no desprecias el corazón contrito y humillado.

3. ALGUNOS MITOS QUE DEBEN ELIMINARSE

Ciertamente, si Dios valoriza enormemente la humildad, es porque es algo bueno, y no significa ser humilde no tener auto estima, o no tener ideas de superación, o no amarse a si mismo. Al contrario, la humildad da mucha fuerza, en especial porque ella abre las puertas que Dios nos tiene para vivir en el Reino. “Soy manso y humilde de corazón”, nos ha dicho el Señor.

“Saca todo afuera para que te rellenes de humildad”, me aconsejo en una ocasión mi papa siendo yo muy joven y pasando instantes de soberbia. ¿Y que se debe echar afuera?, la idea de que uno es mártir de las circunstancias, tener demasiados sentimientos de culpas, vivir buscando las simpatías de los demás, andar pretendiendo ser líder de todo, querer estar en todo para que otros piensen de ti como un gran colaborador. Hay una especie de soberbia en querer nosotros subir más alto, pues demasiado hace Dios permitiendo que nos acerquemos a él, siendo lo que somos (Santa Teresa de Jesus, V 12, 4; CN 2).

Pero hay muchos otros mitos que debemos eliminar, ser humilde no es vivir en el pesimismo, tampoco es auto criticarse. En efecto, malo es andar comentando nuestros errores, porque puede ser que lo que busquemos es que otros nos complazcan diciendo que no es para tanto y así se alimente nuestro orgullo. Porque el orgullo y acompañado de soberbia y autosuficiencia es contraria la humildad.

Tampoco es humilde el que se asolapa en una vida callada, porque estamos hechos para una vida en comunidad, y vivir en silencio por estos motivos, puede encubrir una forma de esconderse y de apartarse para que no te revelen quien eres. Alejarse de sus hermanos, es pensar que no somos iguales en comunicarnos y debemos vivir en comunión.

No somos humildes si buscamos justificarnos, ni menos si no somos capaces de sentir culpa de nuestras equivocaciones. Peor es si buscamos hacer ver que son otros los equivocados, todo esto para buscar un mejor trato para nosotros.

El decir, nadie me quiere o porque no se ponen en mi lugar, esta muy lejos de ser humilde y demuestra el orgullo de no buscar saber que hay dentro de mí que me hace sentir así.

Si somos humildes, sentimos necesidad de que nos ayuden y nos aconsejen para bien, y la falsa humildad es creer que no necesitamos los consejos de alguien, y peor es no saber reconocer cuando alguien es razonable en sus actos y palabras y mas dramático es no aceptar la verdad de una persona a la cual creemos que es menos preparada que nosotros.

Es falta de humildad negarse a trabajar en comunidad, con la fuerza de un equipo, porque estamos frente a un obligado reconocimiento de que hay otros con mejores ideas que las nuestras. La humildad es andar en la verdad (Santa Teresa de Jesus, VI M 10, 8).

Es falsa humildad no ser responsable de tomar decisiones en especial cuando se debe actuar en defensa de los preceptos de Dios. En efecto, eso es miedo a luchar contra las consecuencias que pueden repercutir. Por tanto no deja de ser humilde el que responde a su convicción. Y muestra grandeza el que sin dejar de lado su valor, es capaz de enfrentar situaciones de esa naturaleza con paciencia, con mucho amor, y confiado de que ha cuidado de obedecer a Dios. “Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, los que están animados por el Espíritu, corríjanlo con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado”. (Gal. 6:1)

No somos superiores a otros, y sentirlo porque estamos en un nivel mas alto por la posición que estamos ocupando, es contrario a la humildad. Si nos han nombrado en un puesto de autoridad, es la oportunidad que nos ha dado Dios para ejercer ese cargo con sabiduría, y para que demostremos que tenemos capacidad de amarnos unos a los otros y que estamos en ese cargo ayudando al bien de las personas y no el nuestro. Y es falta de humildad, si en nosotros hay resentimientos porque por estar en un cargo de autoridad, no sentimos que otros nos consideran y nos respetan como pensamos y como creemos merecer...

El sentirse fracasado en una de las peores falsas humildades y lo que mas cuesta, es darse cuenta que estos fracasos son una lección que nos da Dios para mejor y ser mejor. Muchas veces permite el Señor una caída para que el alma quede más humilde (Santa Teresa de Jesus, Cta 400, 5).

Nuestra vida esta expuesta a tener fracaso, pero también para tener éxitos, el primero nos trae pánico por el temor a sentirnos humillados, y el segundo, se transforma en una obsesión: Que ninguno de los dos sea una barrera para ser buenos hijos de Dios, obediente a sus preceptos, y amantes de servir, como el que se hizo servidor de nosotros.

4. PORQUE Y PARA QUE SER HUMILDE

Y como todo este edificio va fundamentado en humildad, cuanto más nos vamos acercando a Dios mayor ha de ser esta virtud y si no, todo se viene abajo (Santa Teresa de Jesus 12, 5; CN 2).

Nos es difícil dar una respuesta al título de este punto si reconocemos que vivimos para Dios. La humildad tiene una gran importancia en nuestra relación con Dios y con todos los hombres, el cristiano esta llamado a ser un eterno buscador de esta virtud y vivir con ella todos los días de su vida temporal.

Para conocer a Cristo, se debe tener un corazón humilde. Cristo salva a los humilde, que se acercan con humillación, “Y colocándose detrás de Jesús, se puso a llorar a sus pies, luego comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume” (Lc 7, 36-50), La pecadora debe haber clavado su mirada en Jesús, implorando su misericordia, reconociendo sus pecados, confiada totalmente en Jesús, y a esa mirada, Jesús responde con la suya, que esta llena de compasión y comprensión, respondiendo "Tus pecados te son perdonados". En efecto, si somos capaces de reconocer con humildad que somos pecadores y que tenemos necesidad de perdón, podremos acercarnos a Cristo y conocerlo más.

Si no somos humildes, tampoco podemos ser sumisos, y para someternos a Dios la sumisión a El es necesaria. La humildad es la ayuda necesaria que alimenta la confianza en Dios, no habrá confianza en EL, si confiamos más en nuestro orgullo. El Señor es muy amigo de humildad (Santa Teresa de Jesus, M epílogo).

La humildad es la que nos permite amar a al Señor nuestro Dios y a nuestro prójimo. Dice Cristo Jesus: “el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas”. (Mc 12, 28-34) Con todo el corazón, es con humildad y sin ninguna restricción y con todo lo que nos da la vida, con todo el corazón es con todo lo nuestro, sin reservas, con todo tipo de sacrificios, con todo lo que nos hace vivir. Con toda el alma, es con toda la humildad del amor divino, con toda el alma, es con el primer principio de nuestra vida, lo mas importante, la parte espiritual e inmortal, capaz de entender, querer y sentir, y que, junto con el cuerpo, constituye su esencia humana. Con todas tus fuerzas, es algo ardientemente y no con tibieza, y añadimos para que no falte nada, con todo nuestro entendimiento, con toda nuestra mente, con la inteligencia, con la reflexión, con la capacidad intelectual humana, con el pensamiento y voluntad, todo eso, es capaz de conocerlo solo un corazón humilde.

La humildad es afable y es la que nos permite tener buenas relaciones con nuestros hermanos, nuestro prójimo más próximo. En efecto, un corazón que conoce de la humildad, sabe relacionarse, sabe obedecer, sabe someterse, sabe reconocer los errores y todo esto nos permite vivir en paz con nuestra familia, compañeros de trabajo, esposas y esposos, hijos y padres.

Así que, hermanas,... procurad ser afables y entenderos con todas las personas que os trataren, de manera que amen vuestra conversación y deseen vuestra manera de vivir y de tratar…… hemos de procurar con interés: ser afables y agradar a las personas con quienes tratamos, (Santa Teresa de Jesus, C 41, 7).

La humildad es la gracia que nos permite convivir con todos los hermanos cristianos, sin discriminación. Amor total es nos lo pide Cristo Jesus, no amor parcial o limitado, esto es lo que nos enseña y nos exige, la entrega y el amor, tanto a Dios como al prójimo. Cristo Jesús puso al mismo nivel los dos mandamientos, y así lo aclara el evangelio de Mateo cuando dice; “De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas". Por tanto nosotros, los cristianos y seguidores de Jesús, debemos ser absolutamente contrarios a cualquier sentimiento acentuado de hostilidad, antipatía, rechazo y odio a los hombres, sabiendo que es algo con lo que convivimos a diario. El hombre es imagen de Dios y si amamos a nuestro prójimo, amamos a Dios, y si amamos a Dios, lo amamos también en el prójimo.

La humildad, nos ayudará a crecer más en nuestra fe y en nuestro camino a la santidad. Si no crecemos interiormente, no seremos capaces de transformarnos y nadie es santo si nos se transforma y nadie se transforma si no es sumiso y dependiente de Dios.

La humildad nos permitirá que más personas crean en la salvación que nos ofrece Cristo, porque un apóstol no podrá ayudar en la tarea encomendada por el Señor de ir y enseñar si es arrogante, ni menos guiarlo hacia la fuente de agua que sacia la sed de Dios. En los Hechos de los Apóstoles, Pedro predicó con otras muchas palabras y les conjuro y les exhorto: "Salvaos de esta generación perversa." Y los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas 3.000 almas”. (Hch 2, 40-41). Pedro, aunque vehemente, supo de la humildad, por eso fue vivo testigo de Cristo y su predica fue capaz de que se convirtieran 3.000 almas, sin embargo muchas prédicas de hombres que se creen muy santos y muy superiores a los demás no convierten a nadie, es decir, los humildes huyen de los soberbios.

5. SER HUMILDES COMO CRISTO

“Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo”, (Filp. 2,2-5). “Aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón”, (Mt 11,29)

Ser humilde es ser como Cristo, quien fue humilde antes de nacer, quien nació en una humilde pesebrera, que se formo con un humilde carpintero. Cristo aparece a su vida pública en forma humilde, elige a sus íntimos amigos entre humildes pescadores, hombres rudos y entre ellos a un publicano. Y vive entre los hombres con mucha humildad y jamás hizo ostentaciones de ser Hijo de Dios. Sus preferidos fueron los mas pobres, los mas humildes, los enfermos y afligidos. Toda su predica la hizo con humildad. Cristo fue insultado, escupido, le arrebataron sus ropas, y ante todo esto, el pidió a Dios perdón diciendo: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23, 33-34).

Y a pesar de todos los errores que tenemos, Cristo nos busca y nos elige, no porque somos buenos, sino porque el es bueno y nos ama al extremo y espera que nosotros cambiemos. Dios nos pide cambiar y espera que seamos hombres buenos, como su Hijo Jesucristo, “mansos y humildes de corazón.”

Para ser humildes de corazón como Cristo, tenemos que abandonar nuestra vida y dejar que El viva en nosotros, “y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí”, (Gal. 2,30). Y orando a Dios debemos pedirle su ayuda para sentir la humildad del corazón de Cristo, “Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús” (Rom 15,5.

La oración es la llave para abrir la puerta que le permite a Dios trabaje en nuestra vida, y para que haga su obra en nosotros, tenemos que ser humildes en todo, para dejarnos someternos por El y sentir que somos en todo, dependientes de EL, con un absoluto reconocimiento de la necesidad de El. Todo el cimiento de la oración va fundado en humildad, y mientras más se abaja un alma y se empequeñece en la oración, más la ensalza Dios (Santa Teresa, «Moradas Séptimas», 4, 9.).

La ganancia de la humildad, es la amistad de Dios, “Vivamos con Dios como con un amigo” nos enseña la Beata carmelita Isabel de la Trinidad. En efecto, el aprecio y la estima de Dios, tiene mucho más valor que vivir preocupado de la autoestima si se es humilde. La perdida de nuestro orgullo, es beneficio para el alma, “Para vencer el orgullo: matarlo de hambre. Mira, el orgullo es amor propio. Pues bien; el amor de Dios debe ser tan fuerte que anule por completo nuestro amor propio.” Isabel de la Trinidad.

La virtud de la humildad es un gran regalo de Dios. La humildad nos permite ser su amigo y que Cristo viva en nosotros, por lo cual debemos agradecerle siempre. Esta es la gracia que nos va a estar siempre transformando en otros Cristos. Sale el alma tan gananciosa, que el demonio no osa volver otro día para no salir con la cabeza quebrada (Santa Teresa de Jesus, C 12, 6).

¿CONOCEMOS LA HUMILDAD?
Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás. (Filp. 2,2 3-4)

Sabemos que es la humildad? Para responder a esta pregunta, necesitamos saber y sentir si somos o no humildes, necesitamos sentirnos criaturas dependientes de Dios, y para esto, lo primero es reconocernos creados por EL, a su imagen y semejanza, con la diferencia de que somos pecadores y débiles.

Para Dios, somos personas de gran valor, su amor por nosotros es inmedible y nos quiere a todos en su reino y para participar de esta fiesta de amor, tenemos revestirnos de la gracia santificante, es decir del don sobrenatural, interior y permanente que Dios nos otorga, por mediación de Jesucristo para nuestra salvación. La gracia santificante nos hace hijos de Dios y amigos de Cristo. Pero para tener esta gracia tenemos que despojarnos de toda soberbia, difícil tarea para la naturaleza de los hombres, en especial si no podemos sustraernos de nuestro carácter orgulloso y altanero.

La soberbia y el orgullo, es una amenaza constante que esta al acecho, y no hay que dejarse cazar por ella, porque perderemos las dispensas que nos quiere regalar Dios y nos enemista con El. Sin embargo el humilde goza del privilegio de tener una relación personal con Dios, correspondencia que se mantiene con la oración constante. Y si tenemos buena comunicación con Dios, caminaremos a diario en comunión con El. Porque en la oración entendía más mis faltas: Por una parte me llamaba Dios; por otra yo seguía al mundo. Dábanme gran contento todas las cosas de Dios; teníanme atada las del mundo (Santa Teresa de Jesus, V 7, 17).

El que conoce la humildad, ama intensamente a Dios y sabe de las responsabilidades que le competen, y esta dispuesto a rendirle cuentas. El hombre que se siente humilde, sabe que sin Dios nada puede y con El todo es posible. El que se reconoce humilde, confía en Cristo y se hace seguidor de El. El que siente que hay humildad en su corazón, siente que Espíritu obra en él.

7. EN QUE NOS RECONOCEN QUE SOMOS HUMILDES?

Se hizo el servidor de todos, no habiendo «venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20,28).

El corazón humilde tiene un deseo legítimo de ayudar a y servir a todo el que lo necesita, es un corazón consecuente de todas las necesidades y vive dispuesto a ofrendarse por sus hermanos. Un alma humilde, siempre alienta y estimula las virtudes de sus semejantes. Un hombre humilde no duda en encubrir las debilidades de sus amigos, es un ser que esta siempre disponible, no se cierra a nadie, es abierto a la amistad, al compañerismo, y es ante todo solidario.

Al hombre humilde se le reconoce por respetar a los demás, es afable y capaz de reconocer que el y lo demás son criaturas de Dios de gran valor. El corazón humilde, sabe oír a los demás y los escucha con paciencia, no vive siempre a la defensiva, sabe aceptar las críticas, no se exaspera si no le encuentran razón.

El que es humilde, se le reconoce como un hombre misericordioso, capaz de perdonar y olvidar los errores de sus hermanos y amigos, como del mismo modo reconocer los suyos y pedir perdón. El alma humilde siempre es cortés y si no le entregan cortesías no se siente ofendido.

El que es humilde, esta dispuesto a hacerse seguidor de quien tiene autoridad y cuando es el quien la tiene, la ejerce si perder su virtud, sin prepotencia y sin soberbia.

8. APRENDER A VIVIR EN HUMILDAD

Este es un desafío de gran importancia, hay que preparase bien y mucho. Tenemos que examinar en conciencia lo que somos y saber reconocer lo que son los demás.

Si alguien esta mejor preparado que nosotros, no podemos negarnos a reconocerlo, no importa quien sea, si alguien puede enseñarnos, acojamos con sencillez esa posibilidad. No seamos como aquellos que despreciaron a Jesus, por ser hijo de un humilde carpintero.

Si llegáramos a ver a todos los hombres del mismo modo como nos ve Dios, podríamos sentir que hemos aprendido a vivir en humildad y no intentaríamos desbarrancar a nadie por lo que es. A Dios no podemos mostrarles mascaras, delante de El somos lo que realmente somos, tenemos distintas cualidades, distintas virtudes, diversos defectos y vicios, pero a los ojos de El, somos lo que somos. Vivir en humildad, es conocer las cualidades que tenemos y ponerlas al servicio de los demás. Vivir en humildad, no es esconder los defectos y vicios, es dejar que los que tienen las virtudes que no tenemos nos ayuden a erradicarlos. Pues procuremos mirar siempre las virtudes y cosas buenas que viéremos en los otros y tapar sus defectos con nuestros grandes pecados (Santa Teresa de Jesus, V 13, 10; CN 3).

No es humilde el que se considera menos útil que otro, es egoísmo y soberbia para que otros no dispongan de la cualidades que tiene, tampoco es humilde el que escapa de comprometerse con la excusa de que el es poca cosa.

No debemos confundir la pobreza material con la humildad, los humildes como los soberbios pueden ser ricos o pobres en lo material, es humilde el que pone al servicio de los necesitado lo que tiene en beneficio de sus hermanos.

Pero algo que no es fácil, es saber si nosotros estamos confundidos, porque podemos ser humildes de aspecto, pero no de corazón y en forma oculta, buscamos notoriedad, y reconocimiento a lo que hacemos, que nos elogien y eso nos encanta, claro, nos halaga la vanidad. Por cuanto para aprender a vivir en humildad, debemos tener conciencia que donde hay vanidad, hay tierra de cultivo para los defectos.

Para vivir en humildad, no tratemos de ocultarle nuestros defectos y debilidades a Dios, al contrario, dejémosle que el nos enseñe por medio de ellas. Haciéndole ver a Dios nuestra bajeza, reconocemos en El su grandeza, y para aprender a ser humildes y vivir en ella. Cuando somos capaces de reconocer ante Dios todas nuestras falta, nuestros errores, el va de inmediato en nuestra ayuda.

Cuando nos sentimos enfermos, nos damos cuenta lo débiles que somos, cuando fracasamos nos damos cuenta de nuestras limitaciones y que no somos capaces por nosotros mismos. Esas debilidades, limitaciones e incapacidades, nos debe hacernos dar cuenta de nuestra dependencia de Dios, El nos dará fuerza en nuestra flaquezas.

“Pero él me dijo: "Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza". Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas,…pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte. (2 Cor 12:10)

LA ALEGRIA DE SER HUMILDE, EL EJEMPLO DE MARIA
El cristiano que logra sentir alegría de ser humilde ante Dios y los hombres, se regocija en gozo, porque sabe que Dios se digna en utilizarle para beneficio de si mismo y todos los hombres. Es un gran favor el que nos hace Dios al regalarnos la virtud de la humildad, por cuanto nos debemos alegrar por esto y los muchos favores que no merecemos y que nos regala Dios.

María dijo: Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes. (Lc 1, 39-56)

El fragmento del evangelio, nos presenta el cántico de María, El Magníficat, responde a una explosión de júbilo en Dios, incubada desde que se había realizado en ella el misterio de la encarnación. Este canto es la una expresión elevadísima del alma de María, donde las lágrimas de alegría, gozo y esperanzas, se encierran en su Corazón, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. La humildad de la Virgen María, es la causa de su grandeza, se humilla hasta en lo más ínfimo y Dios la eleva a lo más alto de la dignidad. La alabanza que hace María a Dios por la elección que hizo en ella, engrandeciendo a Dios, ella esta profundamente agradecida, entonces le bendice y le celebra.

María atribuye esta obra a la pura bondad de Dios, que miró la humanidad de su esclava. Fue pura elección de Dios, que se fijó en una mujer de condición social desapercibida, aunque de la casa de David.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, por esa dignidad tan grande a la cual María fue elevada. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón., Con esta metáfora, se expresa el poder de Dios, que aplasta a los soberbios y exalta a los humildes. Derribó a los poderosos de sus tronos, y elevó a los humildes, como enseñándonos a todos, que si queremos ser grande a los ojos de Dios y ser amados por El, debemos ser humildes ante los hombres, reconociendo nuestra pequeñez y miseria. Esta imagen celebra cómo Dios quita a los poderosos de sus tronos y ensalza a los que no son socialmente poderosos.

Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Así María, se coloca en la línea de todos los que son pequeños y humildes, los hambrientos de Israel, los que están vacíos de si mismos, pero llenos de Dios.

La humildad nace en el alma que está sinceramente maravillada del conocimiento y las experiencias de Dios, su grandeza y su gran amor por los hombres.

Hemos de meditar en el ejemplo Maria como sierva de Dios. Maria alaba a Dios por la elección que hizo en ella, reconoce la Providencia de Dios en el gobierno del mundo. La clave de la humildad, es saber que el mundo no gira y no esta a nuestra disposición y que nosotros estamos a disposición primero de Dios, luego de los demás.

10. MIRAR EL EJEMPLO DE JOSE

También reflexionemos en la vida de San José, esposo de Maria, que con su humildad nos enseño que lo importante no es realizar grandes cosas y que sean vistas por todos. José fue un hombre sencillo, un tranquilo obrero manual, aldeano y abnegado en su trabajo y habiendo hecho una gran obra, pareciera que no hizo nada extraordinario, sin embargo, el tuvo en sus brazos al Hijo de Dios y en su infancia, le enseño a caminar, le dio de comer, le cuidó, le abrigó e hizo bien su tarea, mostrándonos que para ser un hombre bueno y considerado por los demás, nos es necesario hacer "grandes cosas", sino practicar las virtudes humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas” (Pablo VI).

"Dios no necesita nuestras obras, sino nuestro amor" (Santa Teresa del Niño Jesús)

“Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”

“Revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes”

La clave es avanzar cada día por la flexibilidad
La Humildad
Avanzar por la ilusión
El animo

Aprende Humildad cada día el reto de las personas

Aprendamos de Jesús humildad y mansedumbre. Representémonos a Jesús como en
casa de Anás, de pie y a Caifás sobre un trono. Admiremos la majestad de su semblante, la
serenidad de sus respuestas, la divina sabiduría que da ejemplo.
Comencemos por situar bien la composición, porque nos ayuda para ir
representándonos a Jesús tal como estaba en la Pasión. Esta oración sirve para amar tierna,
afectuosamente al Señor, unirnos a Él y aprovecharnos del ejemplo que nos da.
Representémonos a Jesús que sale de Casa de Anás, entre soldados, esbirros y Jesús
majestuosamente va avanzando. Quieren hacerle ir más deprisa para hacerle romper aquella
majestad que les impresiona. De suyo no debieron haberse reunido en casa de Caifás, sino en
la dependencia del templo. Pero puestos a ser aduladores le presentaron primero en Casa de
Anás, que no era Pontífice, y luego en casa de Caifás. Y observad una cosa: estos escribas,
fariseos, que no se molestaban en ir al templo, para esto si se molestaron porque había que
matarle. Para hacer cosas malas somos más sacrificados, que para hacer cosas buenas.
(…) Ahí tenéis a Caifás, vanidoso, presumido; no era más que un juguete de Anás,
pero le gustaba ser juguete. Ahí está sentado en el trono del Sumo Sacerdote. Se establece
una especie de Sinagoga y allí se van sentando: primero los que han sido Sumos Sacerdotes,
después lo que son Sumos Sacerdotes, los escribas, y los ancianos; ahí está Jesús con su
túnica blanca-croma, un turbante, calzado con sandalias, con su nariz perfilada, callado en su
porte.
Comienza el interrogatorio y al ver que Jesús no contesta le conjura en nombre de
Dios: “Te conjuro de parte de Dios vivo…” Jesús responde: “Tú lo has dicho y veréis al Hijo del
Hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y majestad! “ ¡Con que hipocresía este
hombre comete una pecado! ¡Si no lo deseas saber para hacer justicia! El conjuro se emplea
como una palabra suma. Esto hace el sacerdote cuando bautiza. Caifás dice: Te exijo en
nombre de Dios vivo que me digas la verdad para consumar yo mi mentira. ¡Qué malos somos
cuando nos ponemos a ser malos! ¡Cuando tenemos por medio las pasiones! ¡Todo lo que
tienen es envidia de Jesús. No toleran que nadie sea más que ellos. Jesús no se ha
presentado en el Sanedrín para pedirlos permiso para predicar. Cuando eran más admirados
los milagros, las enseñanzas, la doctrina de Jesús, más lo envidian ¡Qué corazones más ruines
hay en el mundo! La envidia conduce a estar arañando y mordiendo con capa de bien. Seamos
justos. Si en nuestro corazón hay pasioncillas, no nos metamos a juzgar, callemos.
Como le conjuran en nombre de Dios vivo, en nombre de Dios lo hace: habla, obedece,
aunque le va a costar la vida. He aquí un modelo para las almas consagradas. ¡Cuántas veces
nos cuesta obedecer “para que nos vamos a molestar si es inútil”! ¡Ah! Si los superiores
mandáramos siempre en nombre de Dios, y los inferiores obedeciesen siempre en nombre de
Dios, ¡qué bien estaríamos! ¡Cómo hace Jesús! Le mandan decir en nombre de Dios lo que le
va a costar la vida. “¿Tú eres Cristo?” “Yo soy Cristo”. Bajo el punto de vista teológico es una
prueba irrefutable de su divinidad. Bajo el punto de vista ascético, nos enseña mucho: a veces
hay que hacer una reprensión, y cuesta decir lo que debemos aunque de ellos nos venga mal.
¡Cómo contrasta esta conducta de Jesús con la de aquellas gentes!
¡Qué divino se le ve a Jesús en la Pasión! Si se le ve divino en el Tabor, si se le ve
divino cuando da de comer a aquellas gentes, cuando cura al paralítico de la piscina, no se le
ve menos divino cuando conserva aquella divina serenidad en su pasión.

“¡Ha blasfemado!” ¿Por qué? Lo lógico hubiera sido que Caifás hubiera dicho: ¿Eres el
Cristo? ¿Qué pruebas das de que eres el Cristo? Y Jesús hubiera podido presentar su doctrina, sus milagros. Pero esto ¿qué importa? Es la pasión, que da al traste con todas las virtudes.
Dominados de la pasión de la soberbia y de la envidia dicen: “Ha blasfemado” ¿Dónde está esa
blasfemia? Tengamos mucho cuidado de dominar nuestras pasiones. Todas, todas pero sobre
todo la ira, la soberbia y la envidia. La ira turba el corazón, la soberbia no deja ver las cosas
como son; la envidia ve enemigos, donde no los hay.
Jesús por obedecer tiene que escuchar: “Es reo de muerte”. Ya lo sabía Jesús; por eso
su agonía en el Huerto. Pero ¡qué daño haría al corazón de Jesús!, porque decirle que ha
blasfemado es llamarle impostor, intrigante porque lo que le querían decir es que era un falso
Cristo, un falso Mesías. Jesús calló y no se defendió y la sentencia es irreparable, porque aquel
tribunal es omnipotente en la tierra. Es lo que debemos hacer cuando nos acusan injustamente
y no se nos quiere oír y no se nos quiere hacer justicia. Jesús calla y le va en ello la vida.
Tú que hablas por un puntillo de honra, tú que no eres capaz de aguantar una pequeña
acusación, que te parece injusta y en tu callar ¿qué te va? Que si callaras quedarías más en tu
puesto. Jesús calla y le va en ellos la vida. En tu callar ¿te va la vida? Uno de los defectos muy
humanos pero, que es muy general es excusarse. Todo el mundo. Y esto no es agradable a
Dios. Callar es mejor, que hablar ante Dios y ante los hombres.
Aprendamos de este paso de Jesús: HUMILDAD, CARIDAD, PAZ, SERENIDAD en los
momentos difíciles, callar aunque sea heroico, callar en las cosas pequeñas. Procuremos
seguir a Jesús paciente. El se encargará de imprimir en nuestra alma su rostro como lo hizo
con la Verónica; se encargará de ir transformando nuestra alma para hacerla lo más semejante
con su Humanidad, con su divina persona. Aprendamos a ser humildes, a ser pacientes, a
tener caridad y a saber callar cuando se nos acusa injustamente.
Pidamos al Señor estas gracias por medio de la Santísima Virgen.
D.H.V.
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