Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

martes, 2 de marzo de 2010

Ser Agradecido

Gracias Padre Dios, porque como buen Padre de amor me das el milagro irrepetible de la salud, el techo, la abundancia de bienes, el pan nuestro de cada día, la felicidad y el buen sentido del humor para regalar una sonrisa que nace desde el fondo de mi alma. Gracias porque no me tienes aquí por casualidad, sino para vivir mi vida a plenitud, disfrutando la vida sin temerle a la muerte, gracias porque tengo una misión muy clara: ser feliz, que lo demás llega por añadidura, gracias porque gozo el don de mi unicidad, pues a pesar de la existencia de millones de seres humanos... no hiciste a otro ser humano igual a mí, ¡soy único! Gracias porque has conducido mi barca a puerto seguro, o dicho en otras palabras porque he llegado con salud y vida al finalizar el año; por enseñarme que es tiempo de dar en humildad, de amar y perdonar, de soñar y compartir mis dones y mis bienes. Gracias por esta fecha para la reflexión, para la reunión con la familia, el abrazo a los amigos; tiempo de reencuentros, de compartir todo con quienes amamos, tiempo para aprender a volver a empezar y luchar por vivir el milagro irrepetible cada día... como si fuese el último. Gracias por enseñarme a vivir en el milagro irrepetible del hoy; el ayer quedó atrás, el mañana llegará después; lo mejor que tengo es el hoy y lo viviré con la intensidad del sol, tomándome la vida con buen sentido del humor y alegría, trabajando en mi felicidad, no me la tomaré demasiado en serio, después de todo me doy cuenta que ¡nadie sale vivo de ella! Gracias por hacer de esta fecha, espacio vital, en el que cobra fuerza el lado sensible de nuestro interior, que nos lleva a buscar la paz espiritual y a reconciliarnos con nosotros mismos. Gracias por un año más, por poner tu hombro para consolar mis penas, por darme hambre de Ti, porque en mis momentos de duda me has dado la fuerza de la fe y en los momentos de llanto el consuelo. Gracias porque me enseñaste a dejar a un lado los miedos que frenan mi vida y los sentimientos de derrota que menoscaban mis dones, gracias por llenar mi corazón de optimismo de oración y de Ti. Gracias por enseñarme a amar y mimar a los eternos compañeros de mi vida: mi cuerpo y mi alma, por enseñarme que cada mañana es la más maravillosa oportunidad de no quejarme por mis males, sino una oportunidad de glorificarte por mis bienes, porque cuando me quejo rompo con la energía vital que el nuevo día me provee, y no nací para fracasar, sino para desplegar toda mi potencialidad de vida. Gracias Padre Dios, por hacer que mis dones de vida no tengan más límites que los que les impongan mis sueños, de ser un hombre que viviendo en armonía con el universo sea renovado, feliz y mejor. Gracias por enseñarme a gozar cada minuto, cada instante de mi vida como si fuese el último, y al caer la noche gracias por instruirme en el recogimiento de la oración a darte las gracias por el milagro del amor, mi salud, mi techo, mi familia, mi trabajo y mi vida. Gracias por enseñarme a recordar que la amistad es un tesoro que enriquece mi vida y nutre mi alma, gracias por educarme para no olvidar que muchas veces por buscar poder terrenal, olvido disfrutar los instantes mágicos de la vida, gracias por instruirme a digerir y encausar bien mis emociones, porque una emoción no metabolizada se transforma en enfermedad para el alma y dolor para el cuerpo. Gracias Padre Dios, por enseñarme a vivir con una mentalidad creativa, siempre propositiva, expresando todo el poder que vibra dentro de mí y a estar permanentemente preparado para dar y amar. Gracias Padre Dios por enseñarme que hoy es la mejor oportunidad de conectar mi mente con mi cuerpo y mi alma a través del amor, y alinearlo con los dones que el universo tiene preparado especialmente para mí, gracias por ayudarme a que cada paso de mi vida tengo un propósito claro, mis errores son un llamado a enmendar el camino y mis éxitos son una muestra clara de que puedo lograr todo lo que me proponga si concentro en mi tarea todos mis dones de vida. Gracias por enseñarme a compartir mi vida, porque al compartir mis desdichas, éstas disminuyen y al compartir mis alegrías, éstas se acrecientan, se multiplican... al compartir crezco. Gracias Padre por enseñarme a sonreír, que me ayuda a ser yo mismo y enriqueciendo mi sistema inmunológico envía el mensaje de que dentro hay un alma en plenitud que goza con los milagros diarios de la vida, gracias por enseñarme que aquí y ahora estoy en plenitud. "Gracias Padre Dios por dar paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".

No hay comentarios:

Publicar un comentario