lunes, 1 de marzo de 2010
Conseguir lo que queremos
El hombre nunca puede cesar de sus sueños. Cuando explotan dentro de nosotros en todo su vigor; en la juventud, tenemos mucho coraje pero todavía no hemos aprendido a luchar.
Después de mucho esfuerzo hemos aprendido a luchar pero ya no tenemos el mismo coraje para combatir.
Por eso, nos volvemos contra nosotros mismo y pasamos a ser nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar o fruto de nuestra ignorancia de las realidades de la vida. Matamos nuestros sueños porque tenemos miedo de fracasar, nos aposentamos en la seguridad de lo conocido.
El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Los que nada hacen están siempre cansados de no conseguir realizar el poco trabajo que tiene y se quejan constantemente de que el día no le alcanza, que es demasiado corto. En verdad tiene miedo de enfrentarse a realizar sus sueños.
El segundo síntoma de la muerte de nuestros sueños son nuestras certezas. Porque no queremos considerar la vida como una gran aventura para ser vivida. Pasamos a juzgarnos sabios, justos, correctos en lo poco que pedimos de la existencia. Nunca notamos la alegría, la inmensa alegría que se encuentra en tu corazón, la alegría de luchar por tus sueños.
El tercer síntoma de la muerte de nuestros sueños es la paz. La paz pasa a ser una tarde de domingo, sin pedir cosas importantes y sin exigir más de lo que queremos dar. Creemos entonces que ya estamos viejos; abandonamos las fantasías de la infancia.
Por eso por más que pienses que es tarde, ¡nunca es tarde para realizar tus sueños!
Hoy os copio la entrevista que le realizaron el pasado sábado 27/02/2010 al escritor David Martí en La Contra de La Vanguardia. Ilustra perfectamente como un simple "camarero terapeuta" puede hacerte despertar y ver lo mal que te sientes cuando no estás haciendo lo que tu corazón desea.
David Martí, escritor. Tengo 39 años. Nací en Barcelona y vivo entre Barcelona y Arnes (Terra Alta). Hice otras cosas..., ¡pero soy escritor! Vivo en pareja. ¿Política? ¡Ojalá fuese más creativa y coherente! ¿Dios? Lo que importa es el potencial de cada persona, al margen de sus creencias.
Hice otras cosas..., ¡pero soy escritor!", dice.
Sí. Lo soy: ya está.
¿Qué cosas hizo?
Apenas dos años atrás yo era un ejecutivo de corbata y maletín, gestionaba proyectos técnicoadministrativos...
¿Y hoy escribe novelas?
Sí. Yo era un tipo amargado, desgraciado, insatisfecho, sentía que quemaba mi vida, sumido en la ansiedad... Llegué a tomar tres ansiolíticos cada noche... Casi enloquecí.
¿Y cómo dijo adiós a todo eso?
No fue fácil, ya que uno cree que jamás podrá hacer algo distinto de lo que está haciendo... Fui víctima de mobbing y tuve que cogerme algunas bajas..., tras las que siempre regresaba a la tortura. Hoy veo que me faltaba valor para respetarme y salir de allí.
¿Alguien le ayudó?
Intenté dejar las pastillas practicando yoga, y eso me ayudó. Pero mucho más me ayudó aquel camarero…
¿Qué camarero?
Yo entraba en un bar alguna mañana, con mi traje, mi corbata y mi maletín, amargado, y con medio gruñido pedía al camarero: "Un cortado". Me lo tomaba sin hablar ni levantar la cabeza y me largaba. Pero un día...
¿Qué?
El camarero salió de detrás de la barra, se sentó a mi lado, se sirvió un whisky, se lo tomó de un trago y me espetó: "¿Tú sufres mucho, no?".
¡Qué confianzas...! ¿Qué hizo usted?
Le miré cabreado, poniéndole cara de "¿y tú de qué vas, capullo?". Él, con media sonrisa, añadió: "Recuerda que lo más importante de tu vida es que te respetes a ti mismo". Salí de allí y, en la calle..., rompí a llorar.
Vaya con el camarero terapeuta...
Sin saberlo, él cambió mi vida: ¡hoy soy el tipo más feliz del mundo!
¿Y en qué consiste eso?
En reconciliarte contigo mismo. En mi caso, consistió en abandonar aquel empleo que estaba a punto de volverme loco (literalmente), y perseguir mi sueño de niñez: ser escritor. Lo hice, y publiqué un manual basado en mi experiencia, La (r) evolución interior...
¿Autoayuda?
Algo así, sí. Gustó, por lo que me encargaron después que escribiese otro libro del mismo corte, pero entonces les dije: "No".
¿No?
Ya no tenía mucho sentido para mí hacer eso, pues ya estaba reconciliado con mi interior..., pero sí brotó la necesidad de reconciliarme con mis mayores, con mis raíces.
¿Qué raíces?
Yo crecí en este pueblo pequeño, apartado y paradisiaco, el de mi padre, el de mis abuelos, que vivían del campo. Y sentí que debía homenajearlos, rendir tributo a estas raíces.
¿Qué pueblo es este?: sitúelo.
Arnes, ante las montañas de los Ports: es la Terra Alta, el último pueblo del sur de Catalunya por el interior, en la raya de Aragón.
Formidables paisajes, veo...
La helada de 1958 arruinó campos y ganados. Mis padres, payeses y carniceros, emigraron a Barcelona, donde nací. Pero cada verano lo pasé aquí, desde el día después de acabar el cole hasta el día antes de volver.
¿Qué recuerdos atesora?
Pisaba la tierra del huerto de mi abuelo, con él cogía tomates, melones, sandías... Nadaba en las pozas de los ríos, veía cabras salvajes y buitres, olía el romero, iba en bicicleta, viví el primer amor, el primer beso... Comíamos pipas en la plaza y veíamos el atardecer tiñendo las rocas de los Ports... ¡Entiendo que el joven Picasso se prendase de esto!
¿Hasta qué época se remonta la historia del pueblo de Arnes?
Tuvo presencia íbera, y luego una alquería sarracena, y hay vestigios de un fuerte árabe, y encima de un castillo templario, y por aquí se refugiaron cátaros fugitivos en el medioevo, y también hubo brujas...
¿Brujas?
En el año 1548 se presentó en Arnes un cazador de brujas, Joan Malet, de Flix, y acusó a un par de mujeres del pueblo de hechicería. Y sucedió algo fenomenal: todo el pueblo se conjuró para protegerlas, y el tal Malet tuvo que largarse de Arnes sin sus presas…
Historias de días remotos...
Sí, aunque mi misma abuela seguía siendo algo bruja: siempre tenía a mano algún remedio casero, heredado de su abuela, y esta de la suya... ¡Saber popular ancestral!
Páseme uno.
Para dormir bien: una ramita de valeriana bajo la almohada. Contra la alopecia: loción de aceite de oliva con ocho nueces peladas, maceradas al fresco durante una semana...
Esas raíces quiere homenajear, ¿no?
Sí, lo he hecho mediante una novela. Y también por eso rehabilito la casona familiar, en la muralla del castillo, con cimientos de hace mil años...
¿Quedó atrás aquella insatisfacción?
Sí, porque ya he entendido que no estamos aquí para pagar una hipoteca. Y que somos magos: tenemos capacidad para crear nuestro presente.
¿Y para qué diría que estamos aquí?
Para crear (un libro, un dibujo, una obra, una casa, esta entrevista, una familia...) ypara compartir. Yo no tengo un duro, pero estoy feliz: ¡estoy creando y compartiendo!
¿Y cuál es hoy su sueño?
Retirarme a una masía de la Terra Alta, ante los Ports, junto a un olivo, dos viñas, un limonero, un cerezo y dos gallinas. Y un día morir allí con una sonrisa.
¡No dejes que la edad y la mala experiencia te ganen y no puedas conseguir tus sueños!
¿Consideras que es tarde para conseguir tus sueños?
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