Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

lunes, 1 de febrero de 2010

Respira adecuadamente

¿Vives una vida tan agitada y estresada que apenas te acuerdas de respirar? Es un decir, claro, porque todos respiramos de manera automática, pero me refiero a la respiración profunda, la que va más allá de la mera supervivencia. Habitualmente respiramos de una manera superficial, sólo con el tercio superior del pecho, lo que nos lleva a hacer de vez en cuando profundas inspiraciones y/o suspiros que nos alivian momentáneamente.

Qué inteligente es el lenguaje, decimos "estar inspirados", "tener inspiración", etc. a la sensación de estar sincronizados con nuestra energía creativa, con nuestro equilibrio interno. Se nos "corta la respiración" metafórica y literalmente cuando sufrimos un impacto físico o emocional, un susto o un disgusto. Cuando nos sentimos aliviamos o agradecidos respiramos con más facilidad.

La forma en que respiramos no sólo incide en los fisiológico y bioquímico, sino también en nuestra vitalidad y en nuestro estado mental, en nuestros pensamientos y emociones. Se puede identificar el estado emocional de una persona por su manera de respirar; si las inspiraciones son más o menos largas que las espiraciones, si la respiración es superficial, si sólo se respira por la nariz, si es agitada, etc. Cada estado emocional tiene un patrón de respiración dentro de su patrón fisiológico claramente identificable y reproducible.


Una respiración consciente y relajada favorece la eliminación de las toxinas del organismo al llevar el oxígeno hasta la última célula y al activar nuestro sistema linfático y nos ayuda a liberar tensiones. Un buen ejercicio de respiración antes de un evento, de un examen, de una entrevista, de un acontecimiento especialmente importante para nosotros puede ayudarnos a serenarnos, a tranquilizar los nervios y a entrar en contacto más fácilmente con los recursos internos que poseemos.

Cuando la respiración es relajada y rítmica, la mente está serena y despejada. La respiración equilibrada produce vitalidad y ayuda al cuerpo a sanar. Controlar la respiración acalla el “ruido” de nuestro cerebro (practicando así una forma básica de meditación) y genera paz y serenidad interior. La respiración también nos sirve para crear “empatía” con otras personas, adaptando nuestro ritmo y profundidad a la de la otra persona nos acercamos a ella.

No se trata de pasarnos el día respirando profundamente de una manera controlada, sino de ser conscientes y dos o tres veces al día dedicar cinco minutos a hacer algunos ejercicios de respiración, como un hábito higiénico más.

Si te interesa practicar y profundizar en la respiración profunda (valga la redundancia ;-)) puedes seguir leyendo “Respiraciones poderosas”

¡Feliz e inspiradora semana!

Isabel Sales
Coach Personal

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