Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

sábado, 13 de febrero de 2010

Dejate llevar por Amor

Desde que el otro día leí la entrevista de La contra a Vitali Shentalinski, poeta, escritor e historiador ruso algo de sus palabras resonaba en mi interior. Y no era por la atrocidad de lo hechos relatados, sino por la manera de encarar la vida y el destino del que nos hablaba en la entrevista. Copio algunos fragmentos que me llamaron la atención:

¿Qué ha sido lo importante?

Corresponder con el destino divino que Dios tiene diseñado para ti. Es algo intuitivo, no tiene nada que ver con el razonamiento. Cuando estás frente a una elección, oyes aquella voz que te dice que aquello no es para ti; incluso si visiblemente ganas tomando ese camino, perderás más si no es el que te corresponde. Hay que aceptar los retos del destino, porque es sabio aunque nos parezca arbitrario. Yo ahora sé que nada en mi vida fue casual; cuando he confiado en el destino he ganado; no se puede ser más listo que el destino, pero eso se sabe después y no en el acto.

¿Cómo es su Dios?

No tiene rostro, pero cuando veo la belleza reconozco su trabajo: cuando una persona hace bien pese a que le salga más a cuenta el mal. Dios está disuelto en nuestras acciones y en los pensamientos que las preceden.

Y esa resonancia que dejó en mi interior la entrevista me llevó ayer a encontrar (casualidad o sincronía?) en la relectura que estoy haciendo de Las enseñanzas de Don juan de Carlos Castaneda, una idea similar sobre el destino pero expresada con otras palabras. Las transcribo ya que creo que no se puede expresar mejor:

Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso siempre debes tener presente que un camino es sólo un camino; si sientes que no debes seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes tener una vida disciplinada. Sólo entonces sabrás que un camino es nada más que un camino y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si es eso lo que tu corazón te dice. [...]Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario. Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta. [...]Te diré cuál es: ¿tiene corazón ese camino?. Todos los caminos son lo mismo: no lleva a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. [...]¿Tiene corazón ese camino? Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Ningún camino lleva a ninguna parte pero uno tiene corazón y el otro no. Uno hace gozoso el viaje mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hará fuerte, el otro te debilita.

El poeta Shentalinski ha seguido a su corazón y por ese siente que su vida tiene sentido. Otros no lo hacen y se pierden.

¿Sigues tu el camino que te marca tu corazón?¿O tal vez pretendes ir por donde tu razón te indica? ¿O te limitas a dar tumbos de aquí para allá?

Mertxe Pasamontes

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