La Dra. Adriana Schnake se formó como médica psiquiatra en la Universidad de Chile. Interesada
en encontrar una psicoterapia cercana a su visión del mundo empezó a explorar distintos enfoques, principalmente la Psicoterapia Gestalt.
Junto a Francisco Hunneus crearon la Editorial Cuatro vientos en Santiago de Chile con la intención de dar a conocer esta escuela. Actualmente es una de las figuras más relevantes de este enfoque.
En 1971 comenzó a viajar a Buenos Aires para realizar grupos intensivos de Psicoterapia Gestalt y los argentinos, además de llamarla cariñosamente “Nana”, empezaron a hablar sobre esta chilena que "hace Gestalt". Pronto fue conocida en otros países como Brasil, España, Uruguay, Perú, México, etc.
Escribió varios prólogos, artículos, y libros en su característico estilo sencillo y coloquial: “Sonia, te envío los cuadernos café: Apuntes de psicoterapia gestalt”, en donde ya anticipa lo que es una de sus principales y llamativas contribuciones a la psicoterapia gestalt: el trabajo con los órganos enfermos, desarrollado más ampliamente en “Diálogos del Cuerpo: Un enfoque holístico de la salud y la enfermedad” y profundizado aún más en su último libro –que presentará en Buenos Aires en agosto del 2001, “La voz del Síntoma”.
Desde hace casi veinte años vive en Chiloé frente a una bahía de aguas mansas, recortada al fondo por la cordillera de los Andes, con bosques y prados eternamente verdes. Allí dirige el Centro de Crecimiento y Desarrollo “Anchimalén” (que significa “amiga del sol”) donde recibe grupos y personas que desean trabajar y aprender con ella.
Después del camino andado. ¿Cómo ves ahora tu encuentro con la terapia gestalt?
Sigo viendo mi encuentro con la Terapia Gestáltica como una gran suerte. Fue definitivo en mi vida haberme contactado con un enfoque y un modo de enfrentar las dificultades y conflictos que me sacó de la parálisis del pensar intelectual.
Algunos han encontrado en la gestalt un movimiento opositor a cierta rigidez del psicoanálisis.
Según tengo entendido no fue así para vos..
Nunca pude verlo como un movimiento "opositor". Ya en el prólogo que escribí para el libro "Dentro y Fuera del Tarro de la Basura" que es una especie de autobiografía de Fritz Perls, digo: " la pelea de Perls con Freud se me configura como una hermosa lucha entre un padre todo poderoso del que se ha recibido mucho y un hijo rebelde, pregnado de talento y creatividad". En mi ultimo libro "La voz del Síntoma" menciono a la Gestalt "como la hija rebelde del psicoanálisis".
Resulta notable al escucharte y verte trabajar que en tu comprensión de lo que le ocurre a cada persona están integradas con la gestalt, además de tus experiencias de vida, tus conocimientos previos en medicina clínica, en psiquiatría, en psicoanálisis, y en otras áreas en las que incursionaste. ¿Querés contarnos algo de tu propio proceso de integración?
El proceso de integración fue ocurriendo con el devenir de los acontecimientos de mi vida, que juntó demasiadas cosas de ordenes diferentes, ninguna de las cuales se podría postergar ni desvalorizar. Y un pedido de auxilio a un psicoanalista creativo, inteligente y transgresor, que me dio la oportunidad de darme cuenta cómo variaba mi visión del mundo, del análisis y de mí misma, cuando se permitió darme una sesión en su casa sentada en una silla al lado de su cama (estaba enfermo) o sentada a su lado en su auto (para salir del encierro de la consulta). Esa libertad que se permitió conmigo mi analista me permitió captar uno de los elementos que prolongaba los psicoanálisis mas allá de lo necesario y producía dependencias patológicas. Acostada en el diván y reclamando de cualquier cosa uno podía quedarse de bebe eternamente. Mi distinta mirada en situaciones diferentes me abrió a un mundo que jamás dejaré de explorar.
Desde que apareció tu libro “Diálogos del Cuerpo” tiene cada vez mayor difusión y alcance tu modalidad de trabajo con los síntomas del cuerpo o enfermedades. En algunos trabajos escritos por vos muy anteriores, como en “Esto es Gestalt” o en tu libro “Sonia, te envío los cuadernos café”, ya hacés referencia a esto mismo. ¿Qué varió en tu perspectiva desde entonces?
No varió nada. Simplemente cada vez fui viendo más. Me fui encontrando con coincidencias notables. Quise insistir en el modo de enfrentar los síntomas y las enfermedades en gestalt, porque capté que muchos gestaltistas estaban 'dejando' esto a los clínicos, que las 'enfermedades' no las abordaban; con lo que de nuevo estábamos dividiendo a la persona y a las enfermedades. Lo podían 'tratar’ de cualquier cosa siempre que no tuviera una base orgánica.
Puedo dar testimonio de muchas personas –incluyéndome a mí misma- en las que después de trabajar con vos dialogando con el órgano afectado desapareció para siempre la enfermedad. Vos no hablás de tu tarea como cura sino como búsqueda del sentido del enfermar. Esto señala una diferencia considerable con algunos otros aportes –de terapeutas, médicos y sanadores- de cómo trabajar con las enfermedades. Comentanos, por favor, algo más sobre esto.
Tienes razón que en muchos casos en los que hemos 'trabajado', incluyéndote a ti, la enfermedad desapareció. Eso es mérito tuyo y de aquellos en los que esto ha ocurrido. El darse cuenta del mensaje de una enfermedad y aceptarlo puede cambiar una estructura. Especialmente en enfermedades crónicas donde se repite todo en un organismo que se está renovando constantemente. Creo profundamente en la capacidad de autosanación del organismo cuando le permitimos escuchar su propio lenguaje sin distorsionarlo.
¿Qué podrías contarnos de tus motivaciones para escribir tu nuevo libro “La voz del Síntoma” que en poco tiempo será publicado?
Mi motivación fundamental fue el darme cuenta de los numerosos malos entendidos producidos a raíz de la lectura de mi libro "Diálogos del Cuerpo". De alguna manera mucha gente sentía que estaba proponiendo una Medicina Alternativa. Cuando me di cuenta que este enfoque podía ser usado para reforzar una actitud omnipotente de pelea con la medicina alopática (Caso citado en Cap.1 de "La voz del síntoma") se me hizo imprescindible insistir -con mas claridad- en aspectos que me parecían obvios. Quise además dar más elementos que facilitaran el trabajo a los grupos que se habían abocado especialmente a este trabajo: como son el “Centro Holístico Salud y gestalt" en Bs.As., Myriam Muñoz Polit en su “Instituto de Psicología Humanista y Gestalt” en México, y por supuesto para nuestros alumnos de la “Escuela de Gestalt Anchimalen” en Santiago.
¿Cómo es para vos estar cotidianamente en Anchimalen con la exuberante naturaleza que te rodea y con gente simple de un pueblo chico, y al mismo tiempo saberte guía, maestra o referente de tantos terapeutas de las grandes ciudades?
Vivir en Anchimalen es un permanente encuentro conmigo misma y conectarme con los límites y la sabiduría de la naturaleza que no nos permite trucos de grandeza ni de autoengaños.
Estás frecuentemente con mucha gente tanto en Chiloé, en Santiago, en Buenos Aires, en Córdoba, en Méjico como en tantos otros lugares. ¿Cómo son tus momentos de soledad?
Mis momentos de soledad están llenos de la presencia de los que amo y me permiten tener la paz necesaria para conectarme con los grupos y las personas que se acercan buscándose a sí mismas.
¿Qué otras cosas te gusta hacer además de ser terapeuta y enseñar a otros a serlo?
Me gusta contemplar el mar y la naturaleza. Me gusta cuidar plantas, flores, árboles, conociendo los tiempos, momentos y modos en que se reproducen. Me gusta escuchar música y tejer.
¿En qué momentos escribís?
Escribo siempre, especialmente en la mañana temprano.
Mucha gente se asombra de tu vitalidad, del tiempo corrido que podés estar trabajando sin cansarte. ¿Cuál es tu secreto?
No hay secreto. Creo que no me canso porque trabajo relajada y no me exijo. En los Grupos estoy presente y eso es lo que más aprecian las personas. En lo que escribo nadie me urge a terminar nada en fechas determinadas.
Tenés una hermosa y numerosa familia con muchos hijos y nietos. ¿Querés contarnos algo de tu vínculo con ellos?
Mi hermosa familia - como tú dices - es un regalo del cielo. Tenemos el 'desapego' suficiente como para pasar tiempos muy largos sin vernos, sin necesidad de cuestionarnos el por qué sí o por qué no de la comunicación. Hay mucho amor entre todos, esto viene de mi familia de origen. Haber tenido padres tan longevos y cariñosos nos unió mucho. Nos acordamos unos de otros cuando se nos ocurre y ahí llamamos por teléfono o nos vistamos. Todos sabemos que nos queremos y recordamos más que lo que la comunicación muestra. Lo claro es que todos contamos con todos y estamos para las emergencias.
Muchas gracias, querida Nana. Com
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