Humildad Jacobo

Busquemos la Verdad

domingo, 24 de octubre de 2010

Jesús una Vida de Perdón

hay un Padre celestial de amor que te perdonará todos los pecados sin importar lo que has hecho o por cuanto tiempo viviste en pecado. En primer lugar debes saber que no eres el único en esa situación. Todos reconocemos haber pecado en contra de Dios. Los cristianos suelen citar a Romanos 3:23 que dice así: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. La mayoría de los que citan no saben lo que significa el vocablo “pecado”. Hay los que dividen el pecado en dos partes, a saber: los pecados importantes y los sin importancia. Por ejemplo, • Si llegamos retrazado a una cita mentimos para explicar el retraso, eso es considerado un pecado sin importancia. • Si no resistimos la tentación y robamos algo, esto lo consideramos como un pecado importante. Llevemos en consideración la lista de pecados que se encuentran en 1 Corintios 6:9-11: • Solteros que fornican • Sodomitas (homosexuales pasivos) • Pervertidos sexualmente • Ladrones • Avaros • Borrachos • Calumniadores • Estafadores (son los que al robar usan violencia) Según el apóstol Pablo ninguno de estos heredará el reino de Dios. Fíjense cómo Dios mezcló los pecados en ese pasaje: él menciona desde el homosexual hasta el ladrón. Ahora nosotros no ponemos estos pecados en la misma categoría. Como hemos dicho, dividimos los pecados en “importantes” y “sin importancia”. Sin embargo, para Dios no hay distinción; todos pecados son importantes. El castigo mencionado en el pasaje, o sea, que los que cometen tales cosas no heredarán el reino de Dios, hace falta examinarlo con más detenimiento. ¿Quiere decir esto que los ladrones no heredarán el reino? O ¿Son esos los pecados imperdonables? La respuesta a ambas preguntas es negativa. Pues aquí Pablo no se refiere a los que cometen pecados (como robar) unas pocas veces en la vida. Lo que el escritor condena es llevar un estilo de vida de un ladrón, sin el menor interés en cambiar. Podemos confirmar esa verdad leyendo el verso 11 que dice, en otras palabras: “así actuaban algunos ustedes”. Aquí nos enteramos que Pablo se refería a la vida antigua de los cristianos Corintos, o sea, que aquel fue el estilo de vida antes de sus conversiones. Sin embargo, el apóstol les advertía que “no se dejaran engañar”, que nadie podría vivir toda su vida como ladrón y al morir e ir al cielo. Según Pablo, eso es imposible. ¿Perdonará Dios todos los pecados? Al enterarnos de que nadie vive sin pecar, la pregunta que sigue es: ¿Perdonará Dios todos los pecados? La respuesta es positiva. No obstante, hay que entender que Dios odia al pecado. Para Dios es indiferente la naturaleza del pecado. Dios odia al pecado por lo que ha causado en sus hijos, tanto los creyentes como no creyentes. Él conoce su poder destructivo y como el pecado pasa a ser parte integrante de la vida de una persona y la controla. Aunque la persona que esté pecando crea que su vida esté bajo control, pronto el pecado la paralizará. No tardará en perder su libertad. Es el pecado que estará controlando su vida. Quizás estés pensando: “Soy un ladrón” o “soy un adultero”, sintiéndote culpable de algún pecado. ¿Podrá Dios perdonarme? ¿Será que Dios me puede perdonar por haber destruido un hogar? O por haber golpeado a la esposa o por vivir muchos años en adulterio? La respuesta es positiva. Lo que debes entender es cómo perdona Dios al pecador, y luego podrás aprender cómo librarte del bulto de la culpabilidad del pecado después que Dios te lo haya perdonado. ¿Cómo es que Dios perdona? Dios no te perdona por el simple hecho de que le has prometido no pecar más. Él no te perdona tan sólo porque te has propuesto cambiar de vida. No; Dios perdona pecados de una sola manera y la encontramos en Efesios 1:7, donde dice: “…para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Es en Cristo y no en nuestras promesas o decisiones donde encontramos nuestra redención. Damos gracias a nuestro Señor Jesucristo por su sangre redentora. En 1 Pedro 1:18-19 encontramos la misma afirmación: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. Por lo tanto, deducimos que la única manera que Dios perdona los pecados es esta: Jesucristo vino al mundo, murió en la cruz, derramó su sangre para pagar por nuestros pecados. Esta es la única manera en que Dios perdona los pecados a los cristianos. El perdón de nuestros pecados es basado únicamente en la muerte de Jesucristo. Al rendirte a Cristo, al arrepentirte de sus pecados y bautizarte, el don del Espíritu Santo te será otorgado. De allí en adelante tendrás un espíritu nuevo y una mente nueva. Entonces empezarás a pensar en las cosas de Dios. En cuanto que en el pasado tus pecados te habían esclavizado a una vida de maldad, desobediencia y la satisfacción de tus deseos pecaminosos, la nueva en Cristo te da la oportunidad de empezar cada día como si fuera el primer día de tu vida. Dios puede y quiere perdonarte. Esto es indudablemente buena nueva No obstante, no habrá perdón hasta que la persona entienda que el perdón, fundamentalmente hablando, no se basa en lo que la persona puede o no hacer, sino en lo que ha hecho Jesucristo. El proceso del perdón En 1 Corintios 6:11 vemos que el proceso del perdón es muy claro y obvio. Hay tres afirmaciones que merecen nuestra atención y que son: pero han sido lavados, santificados y justificados en el nombre de Jesucristo y por el Espíritu Santo. Veamos cada afirmación con detenimiento: • Han sido lavados: Esto es básico, o sea, Dios se enteró de la inmundicia de nuestros pecados y nos lavó. Esta frase marca un cambio en el pasaje. Pablo describía la maldad del pecador pero en el verso 11 dice: “Y eso eran algunos de ustedes. Pero han sido lavados”. Hay otra aclaración en Tito 3:5 “él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia sino por su misericordia”. Esto quiere decir que por una entrega a Cristo y por el poder del Espíritu Santo se regeneran los cristianos, con una vida nueva y una mentalidad también nueva obsequiada por Dios. Como dice el himno: “Sólo por Jesús la sangre”. • Han sido santificados: Significa que hemos sido regenerados, que Dios nos ha elegido. Pero, ¿por qué lo hizo? Al hacerse cristiano Dios nos elige como sus hijos para que él sea glorificado a través de nuestra vida. Esta es la razón por la cual Pablo dijo, en 1 Corintios 6:15 que nunca debemos unirnos a una prostituta. Al unir su cuerpo con el de la prostituta el cristiano comete inmoralidad con el templo del Dios viviente. Santificados no quiere decir que ya no pecaremos porque somos santos. Sí significa que a pesar de nuestros pecados vivimos por fe que Dios nos perdonará siempre que nos arrepentimos. • Han sido justificados: A continuación con el ser lavados y santificados, Dios decidió justificar a aquellos que han sido convertidos. En esto Dios, según sus leyes, nos declara legalmente inocentes y libres del castigo, en fin, hijos de Dios. Según la ley de Dios, esto no quiere decir que eres inocente, sino culpable, pero Dios de inmediato te perdona. El resultado Lo importante nos es tanto ser o no perdonado; lo que sí hace la diferencia en la vida de una persona es si acepta o no el perdón de Dios. Sin embargo, hay que hacer esta pregunta: “¿Será que me basta librarme de la culpabilidad, o recibir el perdón de todos mis pecados?” ¿Qué prefieres: sentirte feliz o ser liberado de aquello que vive en ti y que te hace violar la ley de Dios? Dios te perdonará no importa la gravedad de tus pecados si de veras quieres que él te perdone. Si ya eres cristiano, debes empezar el proceso del perdón confesando tus pecados y decidiendo que no pecará más, bautizándote y empezando una vida nueva. El arrepentimiento verdadero afecta el espíritu. También afecta al corazón y lleva al renuevo de la mente. Hay un cambio en la actitud que, con el poder del Espíritu Santo, habilita la persona a actuar de manera diferente cambiando su mente y su manera de vivir al cambiar su mente y su vida. Conclusión ¿Quieres ser realmente libre? ¿Quieres librarte de toda culpabilidad con que despiertas cada mañana? Puedes examinar tu pasado o tu vida presente y concluir que estás cargado de culpabilidad. Te lamentas, sientes vergüenza de ello; tu autoestima ha sido destruida por tus pecados y te sientes deprimido. ¿Quieres liberarte de la esclavitud del pecado y renovar tu esperanza de una vida mejor? ¿Quieres empezar una vida nueva? ¿Te perdonará Dios? Claro que sí. Lo hará el momento que decides cambiar de vida.

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