"El estudio no fue su gran motivación", admite Maribel Pascual, jefa de estudios de Messi en el León XIII. "No se le daba mal el dibujo ni las naturales, pero ya se veía que su vida era el fútbol", afirma. "Leo era muy humilde, nada creído y con un gran fondo", aunque en ocasiones "se dejaba arrastrar por el grupo y entonces hacía más trastadas". Una de las más sonadas la lleva grabada en su cuerpo el propio Messi. "Una vez le escondimos a una chica de clase un mp3. Leo era el que lo llevaba encima y empezó a saltar de pupitre en pupitre, con tanta mala suerte que se cayó y se hizo daño en la pierna; aún hoy lleva la marca", dice Vázquez.
La única sombra del brillante Leo llega curiosamente en su primer año, en el Infantil B tras ser descartado para el A porque la plantilla ya está completa. Se rompe el peroné izquierdo y sólo juega dos partidos que a la postre resultan decisivos para poder quedarse en el Barça como asimilado. De no haberlos disputado, se habría visto forzado a regresar a Argentina por ley. A la tristeza por aquella lesión se le une otra mayor: el retorno a casa de su madre y sus hermanos debido a un problema de salud de una de las tías de Leo. Además, tampoco acaban de aclimatarse a Barcelona. "Le planteamos a Leo la posibilidad de irnos todos y es él el que decide quedarse", remarca su padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario